El mundo de Astérix y Obélix representa todo lo que la mayoría de los lectores conocen de los galos, desde que en el verano de 1959 René Goscinny y el dibujante Albert Uderzo los eligieran para protagonizar el primer número del semanario Pilote.
Aunque, históricamente, el enfrentamiento entre galos y romanos se remonta al siglo IV a.C., la acción de los cómics estaría datada a mediados del siglo I a.C., cuando el todavía procónsul Cayo Julio César decide intervenir en la Galia. Afortunadamente para él, nunca tuvo que enfrentarse a todos los galos en bloque y aprovechó su experiencia para explotar hábilmente las divisiones entre los distintos pueblos.
Las aventuras de Astérix y Obélix fueron un éxito inmediato. Se han vendido más de 350 millones de ejemplares y se han traducido a 111 lenguas. La trascendencia de estos entrañables personajes ha sido tal que, en 2013, la Biblioteca Nacional de Francia organizó una exposición, a partir de las 120 planchas originales donadas por Uderzo, y materiales de editores, museos y diversos coleccionistas y cuyo catálogo es la base de este volumen. Incluye 200 ilustraciones en color y 60 términos, ordenados alfabéticamente, sobre temas relacionados con la creación y la larga vida de los cómics: biografías de sus autores y protagonistas, anécdotas, secretos, grafismos, traducciones, influencias… toda la información y curiosidades que cualquier aficionado querría conocer sobre este beligerante pueblo recreado por Goscinny.
Sin embargo, entre sus páginas apenas encontramos alguna referencia a Vercingétorix, el histórico príncipe arverno que, según las fuentes, se puso al frente de una amplia confederación de galos y derrotó a los romanos en varias ocasiones. Sus palabras, transcritas por César, son un desesperado intento de unificar fuerzas frente a Roma: “La Galia unida /formando una sola nación/ animada por un mismo espíritu/ puede desafiar al Universo”. Un sueño que se desvaneció en el momento en que él mismo rinde Alesia, donde había sido sitiado, y entrega sus armas a César.
Aquí terminó la resistencia de los galos. Sin embargo, René Goscinny y Albert Uderzo se empeñaron en resucitarlos una y otra vez con divertidas aventuras. “Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¡Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía…”