Reseña de El tríptico de los encantados (Una pantomima Bosquiana)

72 páginas. Tapa dura
Max
por Tata | 14 de noviembre de 2017
El título de obra puede parecer enigmático pero describe exactamente el contenido y el carácter del cómic que, en su calidad de tríptico, se basa en tres obras de El Bosco localizadas en el Museo del Prado: Extracción de la piedra de la locura, para la primera parte, El atormentado; las tentaciones de San Antonio Abad, para El Emboscado; y El jardín de las Delicias, para la última sección, La cabalgata de los encantados.

A partir de aquí, el autor propone un juego de palabras, de ideas y de imágenes. "Encantado" tiene​ la acepción de distraído pero también víctima de un hechizo. Igual que "Pantomima" corresponde a una farsa, algo cómico, breve y satírico, pero también dramático, desarreglado o grotesco. Así define el autor la obra de El Bosco y así se puede definir el cómic en sí mismo, sin tener, por otro lado, mucho más en común.

El protagonista e hilo conductor es el pobre desgraciado que, según el autor, decide ponerse en manos de un "cirujano" para que le cure de sus dolencias. Es diagnosticado de exceso de imaginación, no de locura, pero en cualquier caso le extraen la piedra los mismos seres que vemos en el cuadro de El Bosco. El atormentado lo es por un exceso de imaginación.

Y qué es eso que se imagina, eso que tiene en su mente? Un desfile interminable de seres extraños, que encontramos diseminados por el jardín de las Delicias. En medio de personajes caricaturescos y animales inventados, arrastrados por ellos, enredados en tareas imposibles, figuras humanas se ven envueltas en una procesión onírica sin fin, tentados continuamente a pecar en una cabalgata a la que asiste San Antonio, como voyeur ocasional.

Se plantea así un juego de imágenes, pensadas, vistas a través de un ojo que mira, recreadas entre las visiones de los demonios y reales solo en los cuadros del genio. La mezcla entre realidad y fantasía que caracteriza la obra del pintor.

San Antonio aparece en compañía del cerdo característico que le identifica desde la edad media, cuando, para financiar los hospitales, los monjes se dedicaban a la crianza de cerdos, porque gozaban del privilegio de libre pastoreo. El cerdo que lo acompaña se llama Simón, "el que ha escuchado a Dios" y no en vano cierran el cómic con una críptica reflexión sobre lo que tiene que ser visto y escuchado. El que tiene oídos, que oiga.

Max fue Premio Nacional de Cómic en 2007 y pone en movimiento a los personajes de los cuadros de El Bosco dotándolos de una interpretación poco convencional, complicada en su sencillez, pero profunda; en cualquier caso, otra lectura de la obra de este pintor genial que quinientos años después sigue intrigando .
Reseña realizada por Tata
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