Argumento
Kogarashi sigue metido hasta el cuello en situaciones absurdas con las chicas de la posada, y sí, la mayoría involucran ropa desapareciendo, hechizos que se salen de control, o espíritus con muy malas ideas de diversión. En este tomo empiezan a aparecer enemigos un poco más serios, y eso obliga a Kogarashi a demostrar que no está en Yuragi-sō solo para tropezarse con fantasmas en toalla. Tiene poder real, y cuando toca ponerse serio, lo hace.
Yuna, por su parte, sigue siendo ese espíritu dulce que no sabe muy bien qué le pasa, pero que claramente cada vez está más unida a Kogarashi. También hay más momentos centrados en las demás chicas lo cual hace que el grupo se sienta cada vez más como una familia muy rara, pero adorable.
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