Argumento
Una historia imperecedera de amor y represión en el tardofranquismo En 1985, Carlos Giménez empezó una historia larga con la que pretendía retratar su ciudad de acogida veinte años atrás, cuando vino desde Madrid para trabajar en una agencia de ilustradores: la Barcelona de los sesenta. Con la excusa de un paseo por la Rambla de dos personajes habituales de su serie Los profesionales, reflejó el alma barcelonesa en múltiples historias sueltas: parejas de enamorados, vendedores que lo han visto todo, noctámbulos empedernidos, niños que juegan, artistas callejeros como el sheriff de Las Ramblas, prostitutas veteranas... un río de personajes en cuyos pasos late el espíritu de la ciudad. De manera inesperada, lo que parecía un nuevo experimento narrativo de Carlos Giménez se convirtió en una de sus mejores obras: Rambla arriba, Rambla abajo es una mirada limpia a la realidad de la época y también un testimonio intemporal de la vida en ebullición en la capital catalana. Sirviéndose de un trazo meticuloso, Giménez reconstruye, casi arqueológicamente, el paisaje urbano de hace medio siglo, con especial atención a los toldos de los cafés, las farolas, los carteles triunfalistas de los seguidores del Caudillo, las bocas de metro y las octavillas del activismo soterrado. Estas viñetas puras, sin aditivos, componen sin duda una canción de amor eterno a Barcelona y su gente.
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