Argumento
Ragnarök: El rugir del acero, es el segundo libro de los tres que adaptan la más trascendental de las sagas de la mitología nórdica. Hasta ahora hemos ido acompañando a Loki a través de algunos de los nueve mundos de Yggdrasill, el árbol del universo. Hemos sido testigos de su reclutamiento de los seres y razas que irán a configurar su ejército y algunas de sus más profundas motivaciones.
También hemos presenciado cómo Odín se empezaba a oler lo que Loki trama y ha empezado a hacer averiguaciones. Él, junto a su hijo Thor, heredero al trono de Asgard, se ha estado mentalizando acerca de la proximidad del fin del mundo, el Ragnarök.
En paralelo a estos relatos nos hemos situado en nuestro mundo, el reino de los humanos que los nórdicos llamaban Midgard, en el siglo I de nuestra era. Allí vemos cómo un reducido grupo de germanos han sobrevivido a los asedios y asaltos de un pueblo invasor que está acabando con sus aldeas y gentes. Asistimos a sus tribulaciones y sus reflexiones acerca del relato mítico que su guía espiritual, el Druida, les va contando detenidamente.
Este último escenario cambia en el segundo volumen. Viajamos al norte de Europa y nos encontramos varios siglos en el futuro. La situación es ligeramente distinta, pero está a punto de darse un cambio importante en su forma de concebir su modo de vida y los pilares de cómo funciona su civilización.
Esto no quita que en el plano mítico se sigan sucediendo los acontecimientos. Odín, ante las señales del volumen anterior, hace lo propio y se organiza para la guerra reuniendo a todas sus fuerzas. Visitaremos algunos de los mundos que nos quedaron por ver en el libro anterior y las piezas se colocarán en el tablero definitivo, La pradera de Vigrid.
La batalla comienza con toda su crudeza y atrocidad. El combate no es un escenario idílico precisamente, y así lo mostramos.
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