El niño grande de Charles Burns se llama Tony. Está dotado de una imaginación hiperactiva, tiene miedo a la oscuridad, y vive a medio camino entre la luminosa vivienda de una familia de clase media y los oscuros rincones de su calenturienta cabeza. Los tebeos de terror, los monstruos del cine de serie B, las pesadillas de la carne y la paranoia, campan a sus anchas por un universo donde el mundo de los sobrenatural se funde con el de lo cotidiano de modo tal que es difícil decidir cuál de los dos resulta más siniestro.