Londres, noviembre de 1966. A John Lennon le cuesta hablar, mira fijamente la foto de un coche en llamas en cuyo interior está el cuerpo decapitado de Paul McCartney. Ha perdido a un amigo y con él desaparecen los Beatles. Pero John quiere entender lo que ha pasado y, con la ayuda de George y de Ringo, intenta recomponer el enigma de las últimas horas de vida de Paul. La atmósfera mágica de los estudios de Abbey Road cuando componían Sgt. Pepper envuelve la versión definitiva de la leyenda de la muerte de Paul McCartney y la del doble que ocupó su lugar.