Argumento
En agosto, falleció la pediatra y psicoanalista Françoise Dolto, cuyas reflexiones sobre los niños, a los que consideraba como sujetos independientes, cobrarían gran importancia a finales del siglo XX. «El ser humano no es un objeto que deba adaptarse al deseo de otro —explicaba—; es un sujeto que debe dotarse del valor de su ser en el mundo y de su papel irreemplazable como espíritu pensante, de acuerdo con sus experiencias y sus propios juicios, siempre distintos a los ajenos». ¿Un niño considerado un individuo con espíritu independiente? ¿Y si sus ideas hubiesen tenido un cierto eco en este volumen, dedicado a la infancia de Aaricia, que apareció a finales de aquel mismo año?
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