Argumento
La infancia y los sueños, la enfermedad, el juego. Una cotidiana procesión de médicos y charlatanes, de sanadores, de estafadores. Y el dolor. Y el miedo.
David B. ha gustado siempre de cultivar en sus obras una cierta atmósfera mágica y simbólica a la que no es ajeno su estilo, que se ha ido alejando progresivamente de la influencia de Tardi, para estilizarse y adquirir una cierta atmósfera oriental. Un trabajo desolador, pero también una emocionante declaración de amor a la vida.
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