Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña Paletos Cabrones nº03

Lo han vuelto a hacer un tomo más. En el primer tomo de Paletos Cabrones nos hicieron creer que en esta serie leeríamos la historia de Earl Tubb y resultó que no era así. En el segundo, que contaría la del entrenador Boss y también nos engañaron. En este tercer volumen parece que queda claro que no estamos ante la historia de un personaje y quienes lo rodean sino que todo el condado de Craw tendrá su momento y su papel en esta gran obra coral… incluso puede que algún invitado.

Paletos Cabrones nº03

Guión de Jason Aaron y Jason Latour
Dibujo de Jason Latour y Chris Brunner
Rústica 160 páginas. Color
16,95€
Planeta Cómic. 2017
Southern Bastards #9-14 USA. Image Comics

Entrando en situación, la vida o al menos su equivalente sucio y embrutecido continúa el condado de Craw. Esta semana todo gira en torno al partido del equipo local, los Runnin’ Rebs, contra su mayor rival, el equipo del condado de Wetumpka. En este marco viviremos una serie de capítulos autoconclusivos que forman parte de un marco más amplio. Visitaremos al frustrado sheriff Hardy, a Esaw, el más cabrón de los lacayos del entrenador Boss, a su compañero Tarugo, al fanático diácono Boone e incluso puede que no haya terminado aún el asunto de Boss con la familia Tubb. Jason Aaron y Jason Latour van haciendo crecer el reparto y con él una historia que promete removernos por dentro.

Se acusa a Aaron de repetirse. En más de un sitio se ha podido oír cómo su etapa en El Dr. Extraño copia directamente una de sus ideas en Thor o cómo sus etapas en Thor o Lobezno beben de etapas anteriores de otros autores. Bajo este prisma podríamos decir que Paletos Cabrones tiene bastantes similitudes con la que hoy por hoy sigue siendo la obra magna de Aaron: Scalped. Tenemos un reparto coral, un sheriff atrapado en la ley de un cacique más poderoso, un cacique que representa la más pura esencia de la tierra donde vive y que probablemente sea la figura central de la serie, un retornado a un pueblo al que nunca quiso volver e incluso en este tomo se nos presenta a un viejo fanático que que no está muy bien de la cabeza.

No puedo negar que haya cosas que se parezcan, pero en ocasiones la originalidad se sobrevalora en detrimento de otras cualidades tanto o más importantes. Paletos Cabrones tiene una virtud que muy pocos cómics (o películas, novelas o historias en general) consiguen. Por más que te enfrentes a este cómic con un ánimo crítico, pasadas unas pocas páginas te vas a encontrar desarmado. Va a dar igual que haya cosas parecidas a otras que hayas leído, va a dar igual lo analítico que intentes ponerte con su estructura, su tratamiento de personajes, narrativa gráfica, atmósfera… lo que sea. Por más que lo intentes llega un momento en que eres incapaz de percibir Paletos Cabrones con la cabeza para sentirlo directamente con las tripas.

Aún así, si intentamos resistirnos a este potente brebaje que preparan Aaron y Latour y que nubla nuestra razón en favor de algo mucho más primario y visceral, podemos intuir que algo más grande se está construyendo más allá de la historia del sheriff que pudo ser mejor, que quiere ser mejor, pero que sólo es humano y débil. Algo se avecina tras el relato de un diácono cazador de Dios, tan primario como la propia naturaleza y la creencia en ser superior al que servir. Tras las historias del pequeño Tad, Tarugo, Boss, Roberta o incluso las jaurías de perros se vaticina la llegada de una gran tormenta al condado de Craw.

Resulta curioso cómo durante un número, el dibujante Latour se hace con las riendas del guión acompañado por los lápices de Chris Brunner. A esta historia si bien es impecable, mantiene el espíritu de la serie e incluso hace crecer la trama general, le falta esa chispa de magia del barbudo de Alabama, esa habilidad para jugar toques de humor incluso en los momentos más crudos y deprimentes en una delicia de juego con la ironía y el patetismo, esa pericia para atacar directamente a lo más hondo del lector.

Por si fuera poco, Jason Aaron parece tener una suerte o destreza para dar con verdaderos genios de la narrativa gráfica que estaban ahí hace años y nadie parecía haber visto. Lo hizo con R.M. Guera en Scalped y repite en Paletos Cabrones con Jason Latour. El trazo anguloso, sucio e irregular de Latour se une a su paleta cálida pero desprovista de saturación, deprimente y opresiva para darnos una patada en la boca del estómago en un día húmedo de de cuarenta grados. Una vez creado el ambiente no le hacen falta grandes alardes para demostrar que es un narrador descomunal, sólo pequeños detalles para que se nos dé un vuelco con los momentazos que nos da este tomo

En España, han tenido que pasar casi 10 años para que la gente se diera cuenta de lo grandioso de Scalped. No dejéis que se os pase Paletos Cabrones. Estamos quizá ante la mejor serie que se publica en la actualidad.