Tenemos ante nosotros una novela de género BD moderna con aires clásicos, a la que su título describe fielmente; ‘Guy, retrato de un bebedor’. Se nos presenta a Guy, alguien con un nombre genérico, dada su traducción en inglés como ‘tipo’, aunque este nombre tiene diferentes significados dependiendo de su etimología, y resulta curioso que todos estén en desacuerdo con nuestro personaje, siendo quizás un nombre irónico más que un nombre común. Pues del normando se dice que significa ‘guía’ y Guy es más bien una mala influencia, del hebreo ‘gentil’ cuando es grosero y mal educado, del nativo norteamericano ‘guerrero’ mientras que es traicionero y cobarde, pero Guy es todo lo que ahora mismo seas capaz de blasfemar durante el rato que te apetezca.

La historia acontece en una época de las colonias, posiblemente entre el siglo XVI y el XVII, pasando de Francia a alguna isla de la costa africana a través del océano Atlántico o el mar Mediterráneo, época dorada de los piratas, que se dedicaban a la rapiña en las rutas comerciales. También época en la que la muerte por escorbuto proliferaba entre gente de mar y se hace alusión en esta obra.

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Guy es un vago que deambula por las calles sin oficio ni beneficio importunando a la gente con sus cánticos ególatras, ejerciendo la mendicidad, robando si se tercia, bebiendo vino y metiéndose en líos allá por donde pasa. En uno de los robos que perpetra él asunto deriva en pelea, que acaba en asesinato, a pesar de lo ebrio que se encuentra. Tras el asesinato en vez de esconderse se dirige sin preocupación  alguna a una taberna, sin dinero suficiente para pagarse unas pintas, pero no le importa escandalizar y engañar a todo el que se cruza para tomarse unos tragos. Pero la fiesta se le agua cuando unos gallardos parroquianos le recriminan su actitud, por la cual lo humillan y expulsan de la tasca… pero aun humillado se da la treta para robar un loro que se encuentra en la taberna.

Tras estos sucesos lo vemos enrolado en un barco como carpintero pasando desapercibido, cuando le asignan a un chaval de doce años llamado Clément , como ayudante, del que se encargara de emborrachar y pervertir durante sus peripecias. Clément le cuenta a Guy que en el navío se encuentra Isabella la hermana del Capitán. Isabella viaja con la intención de contraer casamiento con el rico Embajador de Jazira, la cual porta un collar que servirá para ser reconocida pues no se conocen, pero esta ha enfermado de escorbuto y no se la cree capaz de llegar con vida. A partir de aquí empezan las aventuras, con una invasión pirata, el robo del collar, un cambio de bando donde Guy ejercerá de medico/torturador perpetrando actos de horror sin ningún remordimiento, mientras persigue el tesoro que los piratas quieren robar al Embajador de Jazira con la treta del collar de Isabella. Batallas y muerte por doquier, donde nuestro personaje pasará desapercibido en las grandes afrentas, escondido y ciego como un piojo, pero hábil y contundente cuando su rival es inferior o está desprevenido.

Le veremos beber ron, jugar a ‘Tequila Rambo’ con los piratas, juego en el que primero se esnifa sal, se arrea un buche de tequila, después se echan gotas de limón en los ojos y, para finalizar, el que esta a su derecha le atiza un mamporro. Bizarro. Una aventura etílica donde la absenta de setenta grados viene bien para amenizar los naufragios. Se lo bebe todo.

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Intercalado en el transcurso de la historia, nos encontraremos con una especie de limbo marítimo, al que van llegando los que han sido asesinados por Guy o han muertos por sus actos, donde hay cabida para el desconocimiento y lo hilarante entre sus huéspedes, un lugar donde son condenados a ver la vida de Guy con rechazo, a través de una membrana que los separa de la realidad. Una cortina por la que conseguirán conectar con la realidad mediante el delirio y lo onírico de nuestro personaje.

El guión de esta novela viene de la dupla formada por Florent Ruppert (1979) y Jérôme Mulot (1981), más conocida como Ruppert & Mulot. Esta pareja de artistas se conocieron en 1999 en la Escuela de Arte de Dijon y desde 2002 han realizado todas sus obras en conjunto como guionistas y dibujantes, siendo ambos autores completos de sus obras sin saber que parte corresponde a cada uno pues los dos participan en todas las fases. Un dúo con más de una quincena de títulos en conjunto en los que cuentan trabajos con otros autores, siendo ellos los guionistas. Unos autores que recogieron en su segunda obra conjunta, el premio revelación en el Festival de Angulema en 2007 con ‘Panier de Signe’. Crean sus guiones a través de una concepción clásica, a las que aplican ideas dispares, con gran inventiva y genialidad creando los guiones y diálogos entre ambos dándole más jugo a la narración.

En el área de dibujo y color nos encontramos a Oliver Schrauwen (1977) que estudio animación en Ghent y lenguaje cómic en Bruselas. Sus primeros trabajos como dibujante aparecieron en revistas de antologías. Con varios títulos como ‘El hombre que se dejo crecer la barba’, ‘Mowgli en el espejo’, ‘Arséne Schrauwen’(posiblemente su mejor obra hasta la fecha) y ‘Mi pequeño’, habiendo tenido varias nominaciones a mejor álbum en el Festival de Angulema.

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Schrauwen es un artista con tendencia al pastiche, una técnica que consiste en imitar abiertamente varios estilos diferentes y combinarlos de forma que den la sensación de ser una creación única e independiente. En esta ocasión nos muestra un dibujo clásico, simple, desdibujado, y con líneas desiguales, mostrándonos unos pobres rasgos faciales en los pocos personajes que ofrecen su rostro pues la mayoría no tienen rostro, lo que me parece una genialidad porque inconscientemente tendemos a llenar ese vacío con nuestra imaginación, dando una visión diferente a cada lector, dejándonos  llevar por la expresión corporal de los personajes y la fluidez de la narración secuencial. En las que encontraremos páginas con una multitud de viñetas cuando se nos narren batallas. Una narración que resulta experimental y diferente, en páginas que simplemente están rotuladas, a páginas enteras de acuarelas, u otras que están a medio camino entre ambas. Con unos tonos pasteles claros que se utilizan para transmitir sensaciones, pasando por un azul oscuro que nos muestra lo agobiantes y cruentas de las afrentas que nos trae el mar.

Guy, retrato de un bebedor’, fue publicado de forma original bajo el nombre ‘Portrait d’un Buveur’ por la editorial francesa Dupuis y dos semanas después traído España de la mano de Fulgencio Pimentel un cuatro de marzo del presente año 2019 . Una edición en tapa dura con una portada tan original como apropiada para esta obra. Una novela para disfrutar de la sátira y el humor negro no apta para remilgados.

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