Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

WildC.A.T.S. de Jim Lee

WildC.A.T.S. de Jim Lee
Guion
Brandon Choi, Chris Claremont, Eric Silvestri, Jim Lee, Scott Lobdell, Marc Silvestri, Grant Morrison, Jeff Mariotte, H.K. Proger, James Robinson, Steve Seagle
Dibujo
Jim Lee, Marc Silvestri, Ryan Benjamin, Travis Charest, Brett Booth, Rich Johnson, Dan Norton
Tinta
Scott Williams, Karl Altstretter, Richar Bennett, John Dickinson, Armando Durruthy, Alex Garner, Mark Irwin, Rich Johnson, Ray McCarthy, Mark McKenna, Tom McWeeney, Sal Regla, Luke Rizzo, Trevor Scott, Karl Story, John Tighe, Al Vey
Color
Joe Chiodo, Alex Sinclair, Paige Apfelbaum, Monica Bennett, Joe Dunn, Tad Ehrlich, Ben Fernández, Wendy Fouts, Martín Jiménez, Linda Medley, Justin Ponsor, Tony Washington
Formato
Cartoné, 608 págs. A color
Precio
49,50 EUR
Editorial
ECC Ediciones. 2018
Edición original
WildC.A.T.S núms. 1-13 y núm. 50 USA, Cyberforce núms. 1-3 USA, WildC.A.T.S/X-Men: The Silver Age núm. 1 USA (one-shot) + Material extra Absolute USA

Los WildC.A.T.S. libran una guerra encubierta contra los daemonitas, raza alienígena que está a punto de ejecutar un ambicioso plan para atacar la tierra. Convertidos en la última línea de defensa de la humanidad, Spartan, Maul, Zealot, Grifter, Voodoo, Warblade y Void intentarán salvar al mundo de la inminente invasión.

Transcurridos más de 25 años desde su creación, llega el momento de la etapa completa de Jim Lee (Divine Right, All-Star Batman & Robin) al frente de WildC.A.T.S.. Un volumen imprescindible que además incluye bocetos, diseños conceptuales, portadas alternativas, guiones y el ya mítico crossover WildC.A.T.S./X-Men: The Silver Age.

Los noventa, los denostados noventa, tuvieron un nombre: Jim Lee. El coreano de oro (con permiso de Frank Cho) cuya firma era capaz de poner cualquier cómic en la lista de superventas era el chico de oro de Marvel. Luego llegó Image, Wildstorm y llegó de rebote a ser Editor en Jefe de DC. Lee fue en aquellos noventa el equivalente a lo que fue (OJO CUIDAO) Jack Kirby en los sesenta: un derroche de creatividad y talento, con evidentes carencias en algunos aspectos, pero por encima de todo un innegable amor por el medio. Según el documental The Image Revolution, una de las primeras cosas que querían hacer era crear personajes propios para poder conservar los derechos sobre ellos. Aunque a estos muchachos lo de crear personajes no se les daba nada bien, puesto que lo que terminaron por hacer fueron remedos de personajes de Marvel, con toques de alguno de la Distinguida Competencia. Así Jim Lee creó a sus WildC.A.T.S., un grupo de élite de operaciones encubiertas, al más puro estilo X-Men, con el que guardaba más de un evidente paralelismo. Así, teníamos al líder Lord Emp (un Charles Xavier enano e hipertrofiado), Spartan como líder sobre el terreno (un Cíclope cibernético y volador), las garras afiladas de Warblade (un Lobezno con coleta verde, por todos los santos), los músculos de Maul (a falta de Coloso), la sensual psíquica Voodoo (Jean Grey), el hípermolón pistolero Grifter (Gambito), la guerrera coda Zealot (una Psylocke con ínfulas de Wonder Woman) y la mística precognitiva Void (Rachel Grey). Jim Lee cogió su alineación soñada, les dotó de un aura de molonidad y se lanzó, junto con su amigo de la infancia Brandon Choi, a narrar sus aventuras.

WildC.A.T.S.

Los WildC.A.T.S, estaban diseñados para triunfar. Al menos, durante los 13 primeros números que Jim Lee aguantó al frente de la colección, sus números superaban la tirada del millón de ejemplares. Pero, como suele pasar con los hot artists, Lee pronto se cansó de las fechas de entrega y pasó a otros menesteres, como limitarse a hacer portadas y pin-ups o contar billetes. Le siguieron otros escritores y artistas de la talla de Erik Larsen, Travis Charest, Alan Moore o Pasqual Ferry, hasta llegar al número 50, en el que se cerraba el primer volumen de la colección, en el que Lee regresó para unas cuantas páginas. Bien es cierto que WildC.A.T.S. tuvo la friolera de 4 volúmenes más, amén de numerosos especiales, crossovers y spin-offs, y que tuvo ni más ni menos que a Alan Moore al frente durante 14 números, pero también es verdad que en ningún momento tuvo el éxito de su primer año.

¿Y de qué iba WildC.A.T.S.? Era el sueño de adolescencia de los amigos Brandon Choi y Jim Lee, la eterna lucha del bien (encarnado por los humanoides Kherubines) contra el mal (representado por los diabólicos Daemonitas). La verdad es que Choi y Lee no se exprimieron mucho los sesos para crear una historia innovadora, ni tampoco para diseñar personajes originales. Todo es un remedo de cosas leídas antes: mutantes, extraterrestres, armas que no disparan balas sino ráfagas de energía, ángeles, demonios. Cada página deja al lector con la sempiterna sensación de “esto ya me lo han contado”. Pero es que el dibujo de Lee es tan espectacular en los primeros números que se le perdona todo. Posteriormente Alan Moore dotó a los WildC.A.T.S. de un trasfondo más serio y profundo, pero la imagen dejada por los lápices de Lee y la intrascendencia de sus guiones (disfrazada con un aura de mistificación) había hecho demasiado daño, y poca gente se creía ya a este grupo.

WildC.A.T.S.

En los primeros números, y para dejar claro que el universo Image estaba completamente cohesionado (excepto tal vez el Savage Dragon de Larsen y el Spawn de McFarlane, que iban mucho por libre), Jim Lee y Marc Silvestri idearon un crossover entre los WildC.A.T.S. y los Cyberforce. Cyberforce era otro grupo formado por mutantes y humanos cibernéticamente mejorados, para el que Silvestri había tomado como referencia, una vez más y sin ningún pudor, a los X-Men. Cyberforce estaba formado por Velocity (una Kitty Pride con los poderes de Mercurio), Cyblade (de nuevo Psylocke con armadura metálica), Heatwave (el intrépido y soso líder, à la Cíclope), Impact (el Coloso metálico de rigor), Ripclaw (un Lobezno nativo americano), Stryker (un Cable con ojo biónico y no uno, sino tres brazos mecánicos) y Ballistic (una tiradora de élite con muy malas pulgas, como Domino). Como no podía ser de otra forma, ambos equipos de superhéroes empiezan a zurrarse para luego formar equipo contra el villano común, que resulta ser el científico Heinrich Richstoffen (ni para los nombres de los malos podían ser originales).

En el número 50 de la serie se da carpetazo al primer volumen de la colección, a la que Jim Lee ya no regresaría sino para algunas páginas ocasionales y el crossover WildC.A.T.S./X-Men: The Silver Age, que formaba parte de un tríptico al que se sumaban The Golden Age y The Dark Age, obra de otros autores. En este crossover Grifter y la Chica Maravillosa forman equipo en los años 60 contra una alianza formada por el Nido (enemigos de los X-Men) y los Daemonitas. También hacen aparición Nick Furia (el original) y la primera encarnación del supergrupo mutante. En esta época, finales de los noventa, Lee aún no había abandonado el espectacularismo, pero se acercaba poco a poco a su momento de mayor madurez creativa, que pudimos ver en Batman: Silencio, por ejemplo.

Para cerrar el tomo, tenemos el número 1 de la nueva serie de WildC.A.T.S., obra de Grant Morrison y Jim Lee, el guion para el número 2 y un tratamiento número por número de lo que habría de ser el evento Worldstorm. Por último, tenemos una gran cantidad de portadas, pin-ups, bocetos e ilustraciones promocionales de Jim Lee que redondean un tomo dedicado casi exclusivamente a los amantes de esa etapa de los superhéroes “independientes” y al autor, entre los cuales se incluía el que suscribe en su adolescencia. Echando la vista atrás, y con el ojo entrenado que dan muchos años de lectura, se le acaban viendo las costuras a Jim Lee. Lee es un dibujante que impacta tanto a primera vista que sus fallos quedan en segundo plano. Justo lo contrario de lo que le ocurría a Jack Kirby, cuyo dibujo “feo” de entrada escondía una genialidad que sólo los lectores avezados saben discernir.

El mayor problema del que adolecía esta serie (y muchas de esta primera hornada de Image Comics) es que los villanos, y muchos de los héroes, carecían por completo de personalidad. Aparte del continuo gesto malencarado, ¿qué sabíamos de Warblade o de Maul? ¿De dónde habían salido Zealot y Blade? ¿Qué hacían todos ellos antes de unirse a los WildC.A.T.S.? ¿Tenían vida civil? ¿Identidades secretas? ¿Familias, amores? La carencia de una vida fuera del grupo hacía de éstos unos personajes unidimensionales por los que no se podía sentir ninguna empatía. Y los villanos no les iban a la zaga. Aparecían de repente, sin ningún origen ni explicación. Un diseño molón y unos poderes chulos eran lo único que se nos dejaba ver. Cada número de WildC.A.T.S. era un catálogo de poses chulas y tecnología imposible, con guiones absolutamente inverosímiles y deus ex machina por doquier. Pero hey, era una época en la que eso era lo que gran parte de los lectores adolescentes demandaban, y nadie mejor que Jim Lee para proveerles.

WildC.A.T.S.

La verdad es que Jim Lee y sus WildC.A.T.S. dan para mucho más que esta humilde reseña, y se podría hablar largo y tendido de esta época (algo que, por cierto, ya hicimos en nuestro podcast Especial Image 1.0), pero sirva este artículo para dejar una breve opinión de lo bueno y lo malo de un autor y una serie que marcaron un hito en los cómics de superhéroes, aunque sólo fuera plantándole cara a las grandes editoriales (especialmente Marvel) contra las que competían. ECC Ediciones está recuperando una etapa dorada de Image Comics (especialmente el sello Wildstorm, que es ahora propiedad de DC Comics), mientras que Planeta Cómic está haciendo lo propio con Spawn. Ya sólo falta que alguien se atreva a hacer lo propio con The Savage Dragon (en USA se siguen publicando sus Archives), un cómic de superhéroes que incluso el mismísimo Álvaro Pons defendía. Y eso no es fácil de encontrar.