RESEÑA Hokusai, de Shotaro Ishinomori

hokusai

Desde hace mucho tiempo las paredes de las salas de espera de cualquier lugar suelen estar decoradas con láminas que reproducen idílicos paisajes o escenas de vida cotidiana asiáticas, en un intento de dar un poco de misticismo y evocar lugares lejanos y bucólicos suponemos que con el fin de distraer al visitante de turno.

De entre todas esas láminas hay una en particular que resalta por su fascinante acción y color, por su estructura y su fuerza: es una ilustración de una gran ola amenazante cuya cresta está a punto de romper sobre unas endebles barcazas llenas de pescadores y a lo lejos, como testigo silencioso del momento, se divisa una nevada montaña. La obra se llama «La Gran Ola de Kanagawa» y la mano que dio forma a ese paisaje fue la del artista japonés del siglo XIX Katsushika Hokusai.

La grandeza de dicho autor traspasó las fronteras de su país y perduró en el tiempo como uno de los grandes artistas del Japón. Es uno de los artistas más internacionales tanto por su excelencia artística, su virtuosismo, erudición y en parte por su estilo peculiar de vida.

Shotaro Ishinomori, «el rey del manga» —no confundir con «el dios del manga» que era Osamu Tezuka, coetáneo a Ishinomori y colaboradores en varias obras—, un ilustre del cómic japonés y poco difundido por estas latitudes quiso acercar la figura del gran artista japonés al público a través de una obra extensa pero de fácil acceso y disfrute. En 1986 comenzó a publicar Hokusai en Japón a modo de particular visión biográfica del pintor del siglo XIX.

Un mangaka poco conocido por el público español a pesar de la ingente producción de obras en su país natal. En España hay editadas dos obras: la mencionada Hokusai, publicada en 2012 por EDT; y previamente en el año 2009 Planeta editó Musashi. Dos muestras del buen hacer del autor ya fallecido pero que dejó un legado que influyó en gran cantidad de profesionales del medio. Títulos como Cyborg 009 o Kamen Rider dieron alas en su tiempo al desarrollo del manga actual y situaron a Ishinomori a la altura de los grandes autores de historias de su país.

En Hokusai Shotaro Ishinomori bucea por el personaje a través de capítulos en principio no lineales para llevarnos de la mano por diversas épocas de la vida de este singular personaje histórico, desnudando sus pensamientos y relatando sin tapujos las excentricidades del pintor japonés. La inicial falta de conexión temporal entre capítulo y capítulo queda resuelta a través de la trama, centrada en el desarrollo de su personalidad, y la sencillez de su lenguaje narrativo; cuyo péndulo oscila desde el drama hasta el humor, hace sentir cómodo al lector y ofrece la suficiente información para comprender al personaje central de la historia.

El autor insiste en la principal idea que debe quedar clara y es que Katsushika Hokusai no es un único personaje, es el resultado es una serie de renacimientos artísticos, de diversas personalidades florecientes que crecen y trascienden a lo largo de la vida del pintor. Hokusai son muchos artistas a la vez en el cuerpo de un mismo hombre, que renace una y otra vez según sus vivencias personales y sus evoluciones pictóricas. Una constante crecimiento personal y profesional que perfila su personalidad excéntrica. Por ello la obra Hokusai se puede dividir en dos: la vida personal y la vida profesional de manera paralela pero que van chocando en momentos puntuales para dar forma al mito y al hombre.

A lo largo de la obra vemos la constante obsesión por mejorar técnicamente que tenía el maestro japonés y sus interminables viajes a lo largo de Japón buscando reproducir fielmente el paisaje que contemplaba. Paisajes que plasmó con técnica de xilografía y que posteriormente trascendieron las fronteras en un momento de aislacionismo en Japón. Sus relaciones disfuncionales con colaboradores, artistas de la época, escritores; pintores, grabadores y demás personas circundantes de su mundo profesional. Y, por supuesto, mencionar a las mujeres que pasaron por su vida y por sus obras que le hicieron famoso dentro del shunga o arte erótico.

Una vida personal a ojos de Ishinomori llena de altibajos y siempre sometida a su arte con matrimonios fallidos, hijos olvidados o nietos aprovechados. Una relación familiar delicada que se puede ampliar más allá de este cómic si se tiene curiosidad en la obra Miss Hokusai de la artista japonesa Hinako Sugiura (autora de cómics e investigadora de costumbres del periodo Edo japonés. Fallecida en 2005), editada en los años ochenta en Japón y que en 2015 tuvo su adaptación al anime.

Parece que en España hay noticias de publicar la obra de Sugiura a partir del año 2018 de la mano de Ponent Mon.

Una historia de lucha personal de un hombre que vivió noventa años (nace en 1760 y fallece en 1849) y que es relatada, siempre desde la visión personal, con la tinta elegante de Shotaro Ishinomori con un estilo grácil y fluido del estilo de dibujo clásico japonés. Alterna dibujos sencillos para los personajes con paisajes preciosistas y multitud de perspectivas que dan dinamismo a la acción. A lo largo de la obra se reproducen con trazos sencillos algunas obras simbólicas del maestro Hokusai, insinuando su estilo pero sin llegar a ser simples copias.

Una obra delicada y personal por parte de Shotaro Ishinomori que tuvimos la suerte de poder tener a un gran precio de la mano de EDT, cuyo afán era el de dar visibilidad a autores u obras menos conocidas para el gran público, pero de gran calidad. Dando también la oportunidad al lector de disfrutar de un tipo de manga japonés no tan común en las librerías especializadas.

La lástima es no disponer de una obra de semejante magnitud, con entidad propia y de grandes dimensiones, de autores locales sobre los grandes de la pintura española. Comparar la visión con la que los autores de un país miran hacia el pasado siempre es enriquecedor.

Por supuesto estamos a la espera de la entrega del proyecto de El Torres y Fran Galán titulada Goya. Lo sublime y lo terrible, y que será editada por Dibbuks en breve, y que seguro que ofrece una calidad excepcional y gozaremos con su lectura.

Sobre Juan Francisco Soler Márquez

1978. Madrid. Vivo. Trabajo cuando me dejan. Leo cómics y te los cuento. Sin antecedentes penales hasta la fecha. Aporreo guitarras. Apocalíptico sin integrar.

Deja un comentario