Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Reseña Hellblazer Renacimiento núm. 1

Han pasado ya cuatro años largos desde que cerrara en su número 300 Hellblazer, la que fue la cabecera más longeva de la línea Vertigo. Desde entonces se ha intentado resucitar al bueno de Constantine en más de una ocasión. La primera de ellas fue durante los Nuevos 52 bajo el título Constantine, que acercaba al bastardo de Liverpool a un tono mucho más superheroico con hechizos de lucecitas incluidos. Pese a no estar del todo exenta de aciertos, esta serie duró un par de años y no pareció contentar a nadie. El segundo intento llegó con Constatine- Hellblazer, con una nueva mirada más cercana al espíritu original, pero con ciertas modernizaciones que tampoco terminaron de cuajar. Simon Oliver y Moritat nos traen el tercer intento con Hellblazer Renacimiento.

Hellblazer Renacimiento portada

Hellblazer Renacimiento núm. 1

Guión de Simon Oliver
Dibujo de Moritat y Pia Guerra
Rústica, 160 págs. Color.
14,95€
ECC Ediciones. 2017
The Hellblazer: Rebirth núm. 1 USA (one-shot), The Hellblazer núms. 1 a 6 USA

No podía durar mucho lejos de su querido y odiado Londres, así que Constantine acabará por dar con un modo de urdir un engaño para saltarse la maldición que pesa sobre él. A partir de ahí se pondrá en funcionamiento una trama que envolverá a la Cosa del Pantano, La Putrefacción y una especie más antigua que los seres humanos.

Hellblazer Renacimiento

La verdad es que desde que se salió del calor y la seguridad de su línea Vertigo, casi cada intento de recuperar a Constantine caía en el error de mostrar a un Constantine que se esfuerza por parecer él mismo. Parecía como si pasar un ratito sin soltar alguna agudeza o timar a alguien fuera a ocasionarle una úlcera o algo así. Lo bonito de los engaños de este bastardo inglés es que no veías venir cuándo te iba a salir con uno.

En cada intento de recuperarlo había un sobreesfuerzo porque Constantine pareciera Constantine, que contradictoriamente terminaba por desvirtuar al personaje. Con todo esto, el primer acercamiento a este Hellblazer Renacimiento venía con un leve arqueo de ceja de inicio. Paulatinamente va metiendo un Londres por aquí, un Chas por allá, un engaño a un demonio…, pero el lector veterano de Hellblazer seguirá pensando que le falta… no sé… algo de trasfondo social, algún juego con la actualidad política, algún otro secundario clásico… el asunto es que todo tendrá su lugar a su debido tiempo. Simon Oliver no ha caído en el error de intentar caracterizar al personaje y la serie completa en un sólo número y de esa manera todo irá funcionando fluidamente y poco a poco irá camelando a los lectores veteranos. Por supuesto, Constantine sigue siendo ese cabrón encantador de siempre, así que aunque no hayas leído nada de él, terminarás cayendo en su red, porque éste sí se parece al Constantine con el que muchos caímos en su día. Hellblazer Renacimiento está pensado tanto para jugar con el lector veterano como para suponer un nuevo punto de arranque, sin grandes alardes ni espectáculos, pero de forma efectiva.

Hellblazer Renacimiento

El Hellblazer Renacimiento de Oliver y Moritat evoca al Constantine de siempre sin por ello renunciar a proponer novedades y dejar un pequeño sello personal. Incluso llega a permitirse un hueco para una pequeña reflexión acerca del sentido de ser como antes (y algún que otro recadito a encarnaciones anteriores). Al final termina por ser casi algo así como cuando un nuevo equipo entraba en la vieja serie del sello Vertigo. Exceptuando el cameo de algún personaje del universo DC convencional y asumiendo una pequeña elipsis, bien podría haberse numerado como 301. Si bien no llega (por lo menos aún) al nivel de las etapas de Garth Ennis, Jamie Delano o Mike Carey, se podría batir en duelo con algunas otras sin problema y mantiene ese nivel mínimo de la vieja Hellblazer donde tenías garantizada una buena historia.

Pese a que termina por convencer, este volumen no está exento de pegas como esa manía de los últimos años de poner companion al bueno de John, por buena pinta que tenga el personaje de Mercury. Aunque aproveche la historia y la idiosincrasia inglesa, se echa de menos una mayor dosis de realidad social. Hay alguna ruptura de la cuarta pared sin demasiado sentido e incluso podríamos achacarle que en 6 números aún no ha terminado ningún arco argumental, pero nada que pueda empañar la sensación de satisfacción lectora.

Hellblazer Renacimiento

El apartado gráfico se distancia de aquellos acabados sucios que asociábamos al personaje años atrás, pero consigue también una identidad propia… o quizá más de una. Moritat destila un cierto toque europeo en el trazo y algunas planificaciones, aunque quizá no tanto en narrativa y fondos (cosas del ritmo mensual, suponemos). Es un caso curioso porque siendo teóricamente el mismo dibujante (y entintador) de secuencia en secuencia advertimos cambios en el estilo que, aunque son perfectamente explicables en flashbacks, cambios de dimensiones o casos similares, llegan a desorientar en algunos otros casos. Igualmente irregular es el color que comparten Moritat y Andre Szymanowicz. Si bien la paleta poco saturada y no excesivamente naturalista nos mete en ese Londres oscuro y mágico, el tratamiento y la textura también cambia casi de viñeta en viñeta, como si fueran legión y no dos coloristas los encargados.

A este toque en la línea de flotación de la coherencia gráfica se le suma el cambio de dibujante y colorista por Pia Guerra y Carrie Strachan respectivamente en el número 5. Ambos cumplen con corrección, aunque con menos menos personalidad que sus predecesores y sus estilos poco tienen que ver. Teniendo en cuenta que no cambiamos de arco argumental, la continuidad visual se hunde con este cambio de guardia (y los que vendrán).

Hellblazer Renacimiento

Es una lástima no dar con un equipo gráfico con continuidad para una serie que poco a poco va eliminando el recelo de los amantes de John Constantine. Este Hellblazer Renacimiento tiene aún mucho por demostrar, pero camina en la senda correcta y puede ser por fin lo que estábamos esperando desde aquel número 300.