Starfire: Amigos cercanos, aventuras lejanas

 

Edición original: Starfire núms. 7 a 12 USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Amanda Conner, Jimmy Palmiotti
Dibujo: Elsa Charretier, Emanuela Lupacchino, Mirco Pierfederic
Entintado: Ray McCarthy, Sean Parsons
Color: Hi-Fi
Formato: Rústica, 136 págs
Precio: 12,95 €

 

Tras analizar hace unos meses el primer tomo de esta serie, Starfire: Bienvenida a casa, ahora nos toca finalizar la reseña de esta colección con el segundo y último tomo titulado Starfire: Amigos cercanos, aventuras lejanas, recientemente editado por ECC Ediciones, y que compila desde el número 7 al 12 de la edición americana.

Un camino tortuoso el que ha recorrido esta serie, con constantes rumores de cancelación desde su nacimiento hasta que finalmente ocurrió, quedándose en tan solo doce números que a muchos nos sabe a poco, ya que es una colección con potencial que no se ha podido desarrollar del todo. Una lástima, pero es lo que hay, disfrutemos de estos últimos números y esperemos que Koriand’r, un personaje muy querido por los DCeítas, tenga otra oportunidad en el futuro que sea más exitosa comercialmente, porque sin duda nuestra Kori lo merece. Y en el supuesto caso de que le den otra oportunidad, que sigan confiando en Conner y Palmiotti, así como en un dibujante concreto, o en varios, que le tengan un estilo similar y sobre todo que le puedan aportar un tono homogéneo adecuado al guión, algo de lo que quizás ha carecido en esta triste, emotiva y agridulce despedida de Starfire.

En los números anteriores, dejamos a nuestra naranja amiga Kori en Cayo Hueso, el nuevo hogar que Superman buscó para ella, viviendo trepidantes aventuras con sus nuevos amigos, la intrépida Sheriff Stella, su hermano Sol, o la poderosa Atlee. Tras acomodarse en Cayo Hueso y conocer a Stella, Kori se tuvo que enfrentar a un tremendo huracán que asoló la isla, teniendo que salvar a algunos de los ciudadanos, después a un monstruo rojo enorme, y finalmente a un extraño doctor asesino. La sorpresa final del sexto número es que vemos a Dick Grayson llegar a la isla en busca de Kori, cebándonos así para un ansiado reencuentro puro fanservice. Y así se quedó la cosa, con un tomo de seis números muy entretenidos y con momentos de humor bastante simpáticos.

A partir del séptimo número, la cosa cambia un poquito, ya que por ejemplo los momentos de humor quizás no son tan frecuentes como en los primeros números. En el número siete tendremos el deseado reencuentro entre Dick y Kori, a los cuáles les unirá una misión del primero y su encuentro se alargará hasta el siguiente número. Y sí, hay beso, pero no solo con Dick, porque Kori tiene para todos. A partir de aquí hay un cambio de dibujante con un estilo muy diferente al de Lupacchino, en concreto hablamos de Elsa Charretier, una joven artista con un estilo cartoon. En los dos primeros números de Charretier Stella, Kori y Atlee, un personaje que debutó en Supergirl rescatado por sus creadores, Conner y Palmiotti, viajarán a Strata, el subterráneo mundo de Atlee, en donde ocurrirá algo inesperado que nos dará las mejores escenas acción seguramente de todo el tomo. En los dos últimos números, y muy especialmente en el último, asistiremos al final de la serie, con una muy emotiva despedida, que no encaja muy bien argumentalmente, pero que es lógica tras la cancelación de la serie, y que se convierte en el mejor número del tomo, así como en el final de un viaje agridulce, no por el camino recorrido, que ha sido gratificante y divertido, sino por lo desgraciadamente prematuro de su final.

El apartado artístico corre a cargo de Elsa Charretier, Emanuela Lupacchino y Mirco Pierfederic al dibujo, Ray McCarthy y Sean Parsons en el entintado, y Hi-Fi, el famoso estudio del matrimonio Miller, al color. Como os comentaba antes, hay un cambio brusco de dibujante, ya que Lupacchino y Pierfederic se encargan de los números 7 y 8, y Elsa Charretier del resto. Todos ellos realizan un trabajo fantástico, pero el problema principaLmente es que Charretier tiene un estilo muy diferente de Lupacchino, ya que mientras que la primera aporta un tono muy cartoon a la serie, la segunda, que ha sido el dibujante principal durante toda la serie, tiene un estilo realista. Cuando estás acostumbrado al estilo de Lupacchino durante ocho números y de repente te cambian el cómic a un estilo completamente diferente, pues la verdad es que experiencia se torna bastante agridulce. No entramos en si el estilo de Charretier es más adecuado al tono de la serie, que incluso me atrevería a decir que encaja mejor que el de Lupacchino, sino que no se puede realizar un cambio tan brusco sin desmejorar la colección. Quizás fue una maniobra desesperada de Kaminski y Berganza, los editores, para intentar impulsar comercialmente la serie, pero desde luego, aunque fuera así, primero sigue siendo una decisión equivocada, y segundo, no funcionó. A pesar de todo esto, que conste que Charretier hace un trabajo fantástico, muy disfrutable, y es una joven artista a la que espero que sigan confiándole más trabajos y la sigamos viendo muy a menudo por el Universo DC.