D4ve, de Ryan Ferrier y Valentín Ramón

 

Edición original: D4ve #’s 1-5 (de 5), Monkeybrain/ IDW Publishing.
Edición nacional/ España: Sapristi.
Guión: Ryan Ferrier.
Dibujo: Valentín Ramón.
Formato: Libro rústica con solapas.
Precio: 16, 90 €.

 

En un distante futuro no queda rastro de vida orgánica sobre la Tierra. Y sin embargo, las cosas son muy parecidas a como están hoy por hoy. Esta aparente contradicción se explica porque nuestros sucesores como forma de vida predominante sobre el planeta son nuestros herederos directos, y han adoptado nuestras costumbres y vicios. Los robots que la humanidad creó para servirla se rebelaron contra nosotros y nos exterminaron. Poco después, una especie alienígena, asumiendo que el planeta estaba disponible al haber desaparecido sus orgánicos ocupantes, cometió el error de intentar invadirla. Los robots repelieron el intento de ocupación, y posteriormente como medida preventiva, se embarcaron en una campaña militar que acabó también con todo resto de vida a lo largo y ancho de nuestra galaxia. Por si acaso.

D4ve es un robot soldado, un héroe retirado de aquellas guerras. Tras el fin de la contienda, se reinsertó como pudo en la sociedad creada por sus congéneres mecánicos. Se casó, buscó un empleo gris con un jefe que no deja de darle la murga y empezó una crisis existencial como la que cualquiera de nosotros, seres de carne y hueso de la masificada y monótona civilización de consumo occidental de hoy día, podemos sufrir. Y es que, como decíamos, aquellos seres de inteligencia artificial que creamos, una vez asentados, siguieron de forma minuciosa y al detalle nuestro modelo de vida. Quizás porque era la única referencia que tenían, por muy alienante para el individuo y carente de sentido que fuese. D4ve es un entrañable y mediocre ciudadano sumergido en una cultura de la televisión, las modas, el consumo, el matrimonio, la paternidad y los atascos de tráfico. No sabe por qué, pero es incapaz de centrarse de manera responsable en todo ello, y toda su vida se está desintegrando sin poder dar los pasos para tomar las riendas. Hay algo roto en él, y en ocasiones actúa de manera lejos de modélica, emborrachándose con colegas del curro, y cayendo en una espiral de desatención a una esposa, hijo y trabajo que por mucho que lo intenta no le llenan. La nostalgia por aquellos tiempos de guerra, cuando sentía que era alguien, invade sus noches.

Pero todo está a punto de cambiar. Una nueva especie aliénigena ha llegado en son de paz a la Tierra, ofreciendo a sus metálicos habitantes amistad. D4ve está seguro de que en realidad es un plan para invadir el planeta aprovechando la decadencia de su sociedad. Y no está dispuesto a permitirlo, así que va a desempolvar el armamento que tiene guardado en el desván y darle lo suyo a esos sucios extraterrestres. Por mucho que no conecte con aquello que va defender. Porque así, quizás, se pueda volver a sentir vivo y validado.

D4ve vio la luz originalmente como cómic digital bajo el amparo de Monkeybrain, para posteriormente aparecer en papel en Estados Unidos gracias a IDW Publishing. Esta primera miniserie, recopilada en un tomo y traducida al castellano gracias al sello Sapristi de editorial Roca, se vio sucedida en norteamérica por una secuela, y recientemente ha empezado a aparecer allí una tercera parte titulada D4veocracy.

Estamos ante una obra de descacharrante tono, que aúna la crítica a la sociedad moderna desde una visión satírica con una actitud macarra y de cierta ultraviolencia. Y el resultado es muy atractivo. Ryan Ferrier pone en los textos del protagonista sentimientos que muchos podemos tener ante nuestra gris existencia, pero no se olvida dejar caer lo patético e infantil de su/nuestra reacción ante ello. Hay elementos que nos recuerdan a Los Simpsons, a El club de la lucha, a Un día de furia, y todo ello bajo el prisma de la ciencia ficción. El absurdo cobra pleno relieve dada la cuestión de por qué unos seres como los robots, con necesidades y perspectiva tan distintas a las nuestras caen en una imitación de este modelo social nuestro que les resulta en realidad una trampa existencial. Y claro, pensando en esta pregunta, es inevitable caer en otras: ¿Y por qué lo hacemos nosotros? ¿Realmente satisface esa forma de vida nuestras verdaderas necesidades?

D4ve, además de ser una entretenidísima lectura que de paso nos deja caer estas cuestiones sin ser un panfleto, cuenta con otras bondades: el arte de Valentín Ramón, su diseño de personajes y su espectacular coloreado. Como apunte sobre esto, uno se plantea sin estar muy seguro de lo que dice, si al estar concebida inicialmente la obra para el medio digital, tal vez la edición de Sapristi hubiese reflejado mejor la espectacular paleta cromática del artista con papel satinado. Pero quizás las pruebas de impresión determinaron lo contrario, es muy posible.

También cabe resaltar que ante la descacharrante premisa, la resolución del conflicto es solvente, pero no brillante. Las cosas terminan, una vez presentado todo con su acido e ingenioso sentido del humor, derivando un poco a un relato de acción, divertido y enajenado, sí, pero un tanto rutinario. Y el tono de sátira sobre nuestra existencia da lugar luego un happy ending un pelín edulcorado para el gusto de uno, que ha visto como la bestia más nihilista de su personalidad se iba despertando en las primeras páginas para acabar no del todo satisfecha en las últimas. Con todo, sería injusto y muy alejado de la realidad decir que estamos ante una decepción.

Ya nos gustó mucho D4ve cuando se estreno su primera miniserie en papel en su edición norteamericana. Ahora, gracias a Sapristi el lector español tiene la oportunidad de catar esta irreverente obra de brillante apartado gráfico. Esperemos que el tomo funcione bien, y se animen a sacar más delante sus dos continuaciones en el idioma cervantino. Merecen también la pena.