Una pareja nepalí huye de su país al no aceptar la familia de ella, de clase alta,  su relación. Tras múltiples peripecias llegan a Barcelona e intentan empezar una nueva vida y formar un hogar. La  joven de esta historia es la que da nombre al álbum que nos ocupa, Un regalo para Kushbu. Historias que cruzan fronteras ,  y constituye el nexo de unión entre el resto de personajes que aparecen en la cómic.

Esta obra ha sido coeditado por el Ayuntamiento de Barcelona y Astiberri, con la producción de la fundación Mescladís y los beneficios de su venta van íntegramente destinados a dicha fundación. Era inevitable aproximarse a ella con cierto recelo, esperando un trabajo por encargo lleno de buenas intenciones, pero con el riesgo de ser más funcional que creativo.  Por suerte los temores se disipan tras su lectura.

Con guion de Gabi Martínez (Barcelona, 1971), Un regalo para Kushbu nos relata las peripecias de nueve refugiados en busca de oportunidades. Nueve migrantes forzados a marchar de sus respectivos países por motivos muy distintos, como el caso de Deborah, una víctima de la trata de mujeres , o Habiague, profesor de francés que tuvo que huir de su país (dado que el francés, dicen algunos,  distrae del Islam). Pobreza, terrorismo talibán, maltrato, mafias, transfobia…. Nueve historias reales (algunos de los personajes aparecen bajo pseudónimo por motivos de seguridad) presentadas como relatos breves   que se desgranan entrelazándose poco a poco. El fruto obtenido es acertado. Se trata de un trabajo sintético bien engranado. Hay que reconocer que la lectura deja con la sensación de necesitar saber más (cada una de las biografías daría para desarrollar un álbum propio). Pero el resultado es el deseado: crear un mosaico que transmite verdad y enfrentar al lector a las miserias de este mundo globalizado y  desigual, donde los habitantes del primer mundo preferimos vivir en la inopia. Y es que quizá el mayor impacto a primera vista  son los crudos motivos por los cuales estos personajes tienen que huir de su casa. Pero el segundo golpe es tomar conciencia de la capacidad para  invisibilizar que tiene nuestro ojo ignorando a todos estos ciudadanos que conviven  con nosotros (  y a los que nos empeñamos en no ver).  Tras la supervivencia, la segunda  batalla que deben afrontar al llegar una ciudad del llamado primer mundo (en este caso Barcelona) es la lucha contra la discriminación, la desigualdad y la trasparencia.

El otro aspecto destacado de Un regalo para Kushbu es la parte gráfica: Un guionista y diez dibujantes. Cada personaje ilustrado por un artista. Y la lista de ilustradores en este caso es imponente. Sagar (solvente como siempre), Miguel Gallardo, Marcos Prior, Sonia Pulido (quizá la propuesta más arriesgada, con una paleta de colores potente y llamativa) y Susanna Martín entre otros  La idea de otorgar a cada personaje su marca visual, su propia “voz”,  es más que interesante,  aunque en este caso quizá da a la obra una falta de homogeneidad que lastra un poco el resultado final. Como en la mayoría de los casos de obras colectivas, el balance corre el riesgo de ser desigual,  Pero la posibilidad de disfrutar de varios artistas (y su personal visión narrativa) constituye siempre un valor de por si.

Estamos, pues,  ante un cómic social tan recomendable como necesario, con relatos reales suficientemente potentes para ejercer su función de denuncia y sensibilización. Como declaró el propio guionista en una entrevista , los protagonistas “cuentan experiencias tan íntimas que no tienen artificio” y  le dieron el trabajo casi hecho.

Bienvenidas sean más colaboraciones público-privadas de este tipo.