Big man plans
Guión de Eric Powell y Tim Wiesch.
Dibujo de Eric Powell.
Panini comics. 2016
Cartoné, 104 págs. Color.
16€
Parece mentira que a un dibujante cuidadoso y elegante como Eric Powell le guste tanto lo simple, directo y bestia en los guiones. En el caso Big Man Plans, tampoco sabríamos qué parte de esto es responsabilidad de Powell y qué parte de Tim Wiesch, la otra cabeza pensante detrás de esta historia. Aunque Wiesch no es ningún recién llegado al mundo del cómic (lleva alrededor de 10 años en departamentos de ventas y licencias), no he logrado encontrar referencias anteriores como escritor, con lo que tenemos que que fiarnos de las referencias previas del trabajo de Eric Powell.
Big man plans nos cuenta la historia de un hombre, de quien ni siquiera sabemos el nombre, que tuvo el infortunio de nacer enano (bueno, en estos tiempos de corrección política diremos acondroplásico). Criado en un pueblo de la América profunda, pasa su infancia rodeado de lo más mezquino del panorama rural norteamericano. Su acomplejada y arrogante madre lo abandona y lo deja al cuidado de su padre, una de las pocas personas buenas que pululan por este cómic, pero como todo lo bueno que le pase a nuestro protagonista, no tardará en desaparecer. Su vida transcurrirá de putada en putada, pero lejos de derrumbarse se curtirá hasta convertirse en el cabrón más duro de su estatura… y será entonces cuando vuelva a su pueblo para vengarse de cada humillación y cada afrenta.
La verdad es que estamos ante una historia muy simple y resuelta además mediante flashbacks para poder contarnos solo las partes que Wiesch y Powell quieren sin grandes complicaciones argumentales. Se asemeja bastante a El Bruto en su predilección por mostrar la parte más ruin de la humanidad, así como en un ensañamiento en la violencia, pero a diferencia de ésta, Big man plans está totalmente desprovista de ese humor negro protagonista en El Bruto.
Big man plans es una historia simple, directa, descarnada, visceral y extraordinariamente violenta, así que quizá sorprenda si digo que se trata de un divertimento ligero, pero es que realmente lo es. Es una descarga de adrenalina surgida de lo más hondo de las tripas de los autores, que se devora sin hambre y te deja con la liberadora sensación de soltar una buena hostia. Se lee en nada, no sorprende y no aporta nada, pero te lo pasas muy bien y te quedas a gusto al terminarlo.
Quizá porque todos hemos tenido un mal día, se pueda llegar a empatizar con el protagonista en un nivel superficial, pero dudo que esa haya sido la intención de los autores, sino más bien soltar algo de bilis o hasta tal vez reirse un poco como de vez en cuando nos gusta a todos hacer con lo políticamente incorrecto. En Big man plans es todo tan desmesurado que la empatía desaparece rápidamente, ya que es la única manera de tomar cierta lejanía para que la violencia resulte disfrutable.
Powell y Wiesch hacen de la simpleza un mérito y dosifican la historia en pequeñas escenas que podrían ser pequeñas píldoras de un relato por entregas sin voluntad de crear un todo mayo. De este modo, es el dibujo quien debe conquistarte e introducirte en ella, pero eso no es problema para Eric Powell. Para empezar, una de las mayores peculiaridades del de Nashville es que es capaz de hacer un dibujo contundente como un martillo pilón usando acuarelas, utilizadas tradicionalmente para escenas etéreas, difusas y casi flotantes. La narrativa va totalmente acorde con el guión: directa, sin adornos y con énfasis en la violencia.
Big man plans es rápido, duro e implacable como su protagonista. Una historia que no va más del más básico ABC, pero muy bien contada, dibujada y con extra de violencia. Además, en un mercado donde contar una historia requiere más y más números, se agradece un historia completa en un solo tomito.
