‘Motorista Fantasma Cósmico’ de Donny Cates y Dylan Burnett

A lo largo de todos estos años de Marvel hemos visto a varios personajes encarnando al Motorista Fantasma como el denominado Espíritu de la Venganza (Johnny Blaze, Danny Ketch, Robbie Reyes…) y no voy a decir cuál me parece mejor o peor. En todo caso sí podría decir cuál es más divertido: Frank Castle. Sí, Frank Castle, el Castigador.

¿El Castigador es el nuevo Motorista Fantasma? ¡Y no sólo eso! También ha sido el heraldo de Galactus y un soldado de Thanos. Al menos en esta mini-serie que está fuera de la continuidad del Universo Marvel.

En este volumen que recopila estos cinco trepidantes números nos encontramos a un Frank Castle ya entrado en años, viviendo en el Valhalla junto a Odín, el cual lo rescató de la muerte, después de haber sido como decía antes, el Espíritu de la Venganza y el Heraldo de Galactus (todo a la vez) y recibir por fin su merecido descanso. Pero Frank no es feliz porque él esperaba que cuando le llegase su momento, su familia estaría a su lado. Pero no es el caso en esta historia.

Es por eso que Odín, un poco hasta las narices de tener a Frank Castle liándola en el Valhalla, decide  devolverle sus poderes cósmicos y que vuelva a repartir castigo por la galaxia. Momento en el que Frank decide alterar el espacio/tiempo, viajar al pasado, y matar a Thanos cuando tiene 3 años, pero la famosa «mirada de penitencia» del Motorista no funciona con él, básicamente porque en ese momento Thanos sigue siendo una persona inocente.

¿Y qué puede hacer el espíritu de la venganza con el que será el mayor genocida intergalácticto? Criarlo… ¿por qué no?

Si has llegado hasta aquí y te estás acordando de mi familia por los spoilers, ¡tranquilo! Que todo esto ocurre en el primer número. Y si te ha parecido bizarro todo lo que has leído hasta ahora, decirte que esto es tan solo la punta del iceberg.

Nos encontramos en este ‘Motorista Fantasma Cósmico’ con una gamberrada en mayúsculas por parte de Donny Cates, donde no sólo comienza a jugar con las líneas temporales y viajes en el tiempo, acompañando a un gran elenco del Universo Marvel para parar los pies a esta nueva versión de Frank Castle.

La comedia, el gamberrismo y la violencia en esta obra están a la orden del día. Los autores son muy conscientes que no están dentro de la continuidad y aprovechan para hacer y deshacer a su gusto el Universo Marvel, que ha recibido palos hasta en el carnet de identidad.

Una de las cosas que quizás pueda chocar más con los fans del Castigador puede llegar a ser la personalidad que le dan en este tebeo. Más desinhibido, faltón y malhablado, que llega a ser muy cómico a la vez. Y claro, si estamos acostumbrados a un Frank Castle más serio y menos del chascarrillo, esto nos puede llegar a chocar. En ocasiones llegas a plantearte si esta historia encajaría más para Masacre (Deadpool). Y en otras ocasiones me ha llegado a recordar a la pequeña Gertrude de ‘I hate Fairyland’ por esa personalidad tan faltona y maleducada.

Respecto a sus autores, el guión lo firma Donny Cates, quien ya ha escrito otros cómics en la Casa de las Ideas como ‘Doctor Extraño’ o ‘Veneno’, pero que ha picoteado en otras editoriales como Dark Horse, IDW, Aftershock o en Image, donde publicó la magnífica ‘God County. En este caso como ya comentaba, está completamente desatado para ofrecer una historia fresca y con la única intención de divertirnos y desconectar de tanto culebrón superheróico.

En el dibujo está Dylan Burnett, un artista menos conocido en el mainstream, más que nada porque su primera incursión dentro del mundo profesional fue en 2016 para la ‘Heavy Metal Magazine’ o ‘Vault Comics’. Nos encontramos con un dibujo que me llega a recordar a un joven Sean Murphy en algunas viñetas, con toques del manga japonés y una pizca de Mike Mignola.

Y el color, no nos olvidemos, lo pone Antonio Fabela, el cual funciona muy bien para este tipo de historias que no son tan serias y que como mencionaba antes, me llega a recordar en ocasiones también a ‘I hate Fairyland’ al tener colores muy vivos en las escenas de acción del tebeo.

Como digo, una recomendación para los que estamos un poco quemados de las grandes editoriales de superhéroes y queremos algo distinto, que no te tenga obligado a seguir al dedillo la actualidad de su universo, y sobretodo, para los que nos gusta reírnos a carcajadas.