Argumento
Lo que habéis oído es cierto. Es complicada mi relación con la lectura. He quemado muchos libros, sobre todo aquella etapa en Varsovia que me dejó la novia y se me fue la pinza y me dio por hacerme nazi. Sí que me han gustado los grimorios mágicos, las revistas guarras o los panfletos de exorcista y me he descojonado con millones de prospectos de analgésicos, pero eso ha sido por hobby. Lo que más me fastidia de los libros en realidad son las letras, porque son unas pequeñas cabronas que te exigen atención para comerte la oreja y yo a la peña así en los after-hours es que la escalabro. Odio a Gutenberg porque siempre le olía la barba a caldo de pollo e inventó la imprenta para copiar biblias, que es algo como muy loser. Yo soy más de jeroglíficos, pirograbados, cincelar monolitos a puñetazos o escribir el nombre de la que me ponga en ese momento erosionando con mis orines una montaña. Diréis que conocéis a heavys que les gusta leer, pero seguro que no tienen ni media hostia. Yo lo que quiero en la vida es flipar y por eso adoro a Pep Pérez y me pillo siempre el No Option! Puedo emocionarme con esas naturalistas historias de guerreros con potrancas en mazmorras encantadas, volar con mi Querido Odín en un ovni del Tercer Reich, olerle los huevos a un dinosaurio y bañarme en bolas en ácido por esos mundos cósmicos que dibuja, pero sin que nadie me diga lo que tengo que pensar. No Option! es una experiencia para valientes de la imaginación, una fantasía retro-iluminada que nunca cansa releer una y otra vez como nunca cansa un peta con cerveza fría. El genio de este hombre y sus barbas sabias le equiparan a colosos como Marx, Odín o Demis Roussos y solo tengo palabras buenas para él. Y con esto espero saldar la deuda por la paliza que le di a dos fans suyos a los que confundí con mapaches.
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