Reseña de Calatrava #1. Fundación

Muchos son los atractivos turísticos que tiene Fitero hoy en día: estupendos baños termales o un bonito paisaje que inspiró a Bécquer algunas de sus leyendas. Pero, sin duda, uno de los principales monumentos es el Monasterio de Santa María, con su espectacular cabecera románica, que recuerda los tiempos medievales en los que la villa estuvo involucrada en la creación de la primera y principal orden militar de carácter hispánico: Calatrava. De Fitero salió el cisterciense Raimundo, ya anciano pero con mucha determinación, y un Diego Velázquez que representa muy bien el espíritu de las ordenes de caballería, a la vez religiosas y militares, ambos excelentemente caracterizados en el cómic.

Este volumen resulta una estupenda aproximación a uno de los episodios poco conocidos de nuestra historia, pero apasionante: la creación de una de las órdenes militares hispánicas más poderosas que surgió casi de forma imprevista, al encontrarse, por otros motivos, el abad Raimundo con el rey Sancho III, que en ese momento concedería la plaza que hoy es Calatrava la Vieja a quien la defendiera de los musulmanes, una vez los templarios parecían incapaces de afrontarlo.

Las órdenes militares fueron una de las consecuencias de las Cruzadas, que supusieron la institucionalización de un nuevo espíritu en la cristiandad, el de la guerra justa. Aúnan la ascesis monacal y espíritu guerrero y a los tres votos característicos de los monjes (pobreza, castidad y obediencia) se unía el compromiso de lucha contra los infieles. Las primeras fueron la de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén y la orden del Temple, de 1119. Pero otras órdenes militares posteriores tendrían un sentido más nacional, como las de Calatrava, Alcántara y Santiago, surgidas en la segunda mitad del siglo XII en los reinos hispánicos. Unas órdenes que comenzaron siendo modestas, tal como vemos en estas viñetas, pero se enriquecieron progresivamente con generosas donaciones y, en poco tiempo, se volvieron muy poderosas, mientras iban perdiendo su razón de ser, una vez que la Península había sido pacificada y, a nivel internacional, se habían perdido los territorios en Tierra Santa.

Todavía hoy se puede realizar un interesante viaje en el tiempo recorriendo el Campo de Calatrava; visitar los imponentes castillos enfrentados de Salvatierra y Calatrava la Nueva o el yacimiento arqueológico de Calzada de Calatrava, cuyos formidables muros permiten hacerse una idea de la importancia de la orden.

Tanto guionista como dibujante están versados en las narraciones históricas. El autor del guión, Juanra Fernández, lo es también de la serie de cuatro capítulos Gloria Victis, ambientada en época romana, mientras que el dibujo corre a cargo de Roberto García Peñuelas, vinculado personalmente a Castilla la Mancha. Es un autor joven pero que desde 2019 no ha parado de trabajar en cómics de tema histórico, como Hernán Pérez del Pulgar o Servet, además de en otros proyectos más personales como Amelia, basada en hechos reales.

El tema histórico requiere un esfuerzo extra para ser fiel a las vestimentas, las armas o las arquitecturas de siglos atrás, de forma que todo resulte, al menos, verosímil. Y es un esfuerzo que se exige también al lector. Hay que ser consciente de que las órdenes militares, como tantos otros aspectos del pasado, son fruto de una época, de un momento histórico concreto, de unos valores y una cosmología que no hay que juzgar desde una perspectiva actual, sino conocerlos, documentarlos y contextualizarlos en su momento. Al fin y al cabo en este caso no se trata sólo de excepcionales monjes-guerreros, sino sólo de personas que vivieron y murieron siguiendo sus principios y esa es la principal lección que nos han legado.