Cerramos serie con este último tomo, que vuelve a subir el nivel respecto al anterior, aunque en mi opinión, no está a la altura de los cuatro primeros, que fueron realmente fantásticos. Pese a ello, he de decir que Charles Soule y Alburquerque, han consigo finalizar esta obra de ciencia ficción con muy buena nota. Quizá, si las ventas hubieran acompañado en EEUU, el resultado final hubiera sido distinto, pero eso es algo que nunca sabremos.
Pero no es tiempo de imaginar lo que hubiera podido ser, si no de lo que es, así que echáremos la vista atrás y os ofreceré un pequeño resumen de la trama hasta su punto culminante.
Nos encontramos al Presidente Blades recibiendo la carta de su predecesor, Francis T. Carroll, indicándole que un extraño objeto no identificado se ha divisado en el espacio a no mucha distancia de la tierra. El gobierno norteamericano, tras poner en marcha sus sistemas de defensa y estrategia, lanza al espacio la Clarke, una nave tripulada con el afán de intentar contactar y despejar dudas sobre el objeto no identificado.
Tras un largo viaje, los tripulantes de la Clarke alcanzan su objetivo, contactando por primera vez con una raza inteligente no terrestre, denominada los Constructores. A través de ellos, recibirán la impactante noticia de que la destrucción de la tierra se acerca irremediablemente, una masa energética creada por ellos mismos, de manera involuntaria, devora planetas a lo largo de su trayectoria, no habiendo forma de detenerla.
Los Constructores, mediante el mayor Gabriel Drum, tripulante de la Clarke, informan al presidente Blades que podrá salvar a 666 personas a escoger bajo su criterio, pero en poco tiempo y tras una serie de acontecimientos, cambiarán de opinión, llegando incluso a perseguir a los tripulantes de la Clarke para aniquilarlos.
Mientras tanto, el presidente Blades, deberá afrontar de la mejor manera posible, el discurso de su vida, anunciando a la humanidad que la destrucción del planeta se acerca sin remedio alguno.
En el epílogo, Charles Soule, nos sorprende con un giro argumental y una reflexión digna de ser mencionada, pero para que podáis disfrutar del final de esta historia, dejaré que vosotros mismos saquéis vuestras conclusiones.
La carta 44 no es la panacea, pero si lo que buscáis es una buena historia de ciencia ficción con el objetivo de entretener, esta es vuestra serie.