Kelley Puckett y Ty Templeton continúan al mando de la serie en esta segunda grapa, enfocada en presentar a la ladrona más famosa del batuniverso, Catwoman.
Tras un robo fugaz de la felina, el Joker contacta con Selina Kyle mediante un video en la pantalla de su televisión, como ya lo hiciera con el pingüino en la grapa anterior. En esta ocasión, el Joker incita a Selina a robar las joyas de la corona británica, sabiendo que esta no podría resistirse a tal hecho y más aún, teniendo información privilegiada para poder hacerse con ellas. Todo un reto y una motivación para alguien como Catwoman, que disfruta como nadie del peligro y la emoción en el hurto. Pero con el payaso del crimen nada sale gratis, este le proporciona la información necesaria a Selina a cambio de que esta le traiga un cierto objeto, a priori, “sin valor alguno”.
Como es de suponer, Catwoman acepta el reto y se pone manos a la obra. Con el objetivo marcado y con la ayuda de esa información privilegiada, está parece conseguir su objetivo, dejando en el lugar de las joyas un mensaje burlesco dirigido a Batman.
Al enterarse de lo ocurrido, el murciélago de Gotham, viaja rápidamente hacia Londres, donde tras una corta investigación se da cuenta de lo sucedido y prepara una trampa a Selina, provocándola ante las cámaras para que esta vuelva acudir a la escena del crimen.
Como era de esperar, Selina pica el anzuelo y la historia finaliza con la escaramuza entre la gata y el murciélago por los tejados de los edificios Londinenses, incluido el mítico Big Ben.
Batman parece volver a salir victorioso pero ...