Javier, acompañado por el portentoso talento de Rosa Codina al dibujo, nos narra con gracia macarrosa las dificultades que conlleva sacar adelante un cómic en España. El guionista Oscense vuelca en 36 páginas su experiencia profesional y reflexiones sobre la situación actual del cómic en el mercado nacional, reflejando perfectamente lo enrevesado y complicado que es dedicarse a este noble arte. Javier Marquina, despliega su ingenio enfocando la industria del cómic en un sueño idílico, o reivindicativo, con el pertinente tirón de orejas a la administración pública.
La magia de este cómic, el don de estos artistas, es que son capaces de contarte cosas muy serias, y que deberían estar en boca de todos, de manera divertida y amena, haciendo de esta crítica social un arma sumamente fuerte, ya que muestra cómo este medio puede explotar cualquier tipo de recurso desnudando las necesidades del sistema.
Mientras recorremos todo el proceso de creación, edición y promoción de la mano de los mismos autores caracterizados por Rosa Codina, los guiños a la cultura popular son constantes, habiéndolos para todos los gustos y medios que engloban la cultura popular.
Con un dibujo atrevido, trabajado, que lucha contra las normas, heredero de la línea chunga, Rosa Codina hace brillar ‘Cómo hacer un cómic sin tener ni puta idea’ con la fuerza de una supernova. Si de algo podemos estar seguros al finalizar este cómic es que el futuro de Rosa se escribe en mayúsculas.
Para finalizar, me pondré mis gafas de pasta para reivindicar el noveno arte, que es lo que me apetece hacer una vez acabado de leer 'Cómo hacer un cómic sin tener ni puta idea". Definimos arte como cualquier actividad con finalidad estética y comunicativa, que sea capaz de expresar ideas y/o emociones, con lo cual, discutir si el cómic es arte es como discutir si la tierra es plana o ovalada. Este cómic refuerza mi cometido, este cómic es un golpe sobre la mesa, difundid el cómic y alzadlo al lugar donde se merece.
Citando a George R.R. Martin, "Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive sólo una."; gracias Javier Marquina y Rosa Codina por darnos vida.
