Partiendo del ''Principio de Dilbert'', es decir, la teoría de que las empresas tienden a ascender a sus empleados menos competentes a cargos directivos para limitar así la cantidad de daño que son capaces de provocar, este manual de gestión empresarial ofrece una enorme cantidad de consejos para llegar a ser un gran ejecutivo, pero un ejecutivo “tipo Dogbert”, es decir, de los especialistas en llenar las horas de trabajo con algo que no sea trabajo, en simular que se toman decisiones sin tomarlas, en parecer interesado por los compañeros sin estarlo, en escribir circulares, informes y todo tipo de documentos sin transmitir ninguna información… en definitiva, cómo cobrar a fin de mes por no haber hecho realmente nada.
Con enormes dosis de ironía, Adams analiza el funcionamiento de la empresa, las relaciones laborales y en particular la relación del jefe y el subordinado, el incansable Dilbert, de pelo rizado, gafas y corbata de rayas que tantas alegrías ha dado a su creador. Graduado por la Universidad de Berkeley, es el autor de la tira cómica Dilbert, que desde los 90 se publica en distintos periódicos. Ya convertido en libro, El Principio de Dilbert ocupó el primer puesto en las listas de bestsellers del New York Times y ha vendido más de un millón de ejemplares. A partir de ahí se han multiplicado las perspectivas. Porque se necesita un gran conocimiento del funcionamiento de una empresa, grandes dosis de psicología y un gran sentido del humor para abordar el día a día de las relaciones laborales.
Cualquiera que haya trabajado en una empresa habrá podido observar la puesta en práctica de estos métodos, encaminados a saber cómo ser un líder sin tomar ninguna decisión y muy probablemente los habrá sufrido. De ahí que aún sean inevitables una sonrisa o una carcajada. Al fin y al cabo, “el liderazgo no es algo con lo que uno nace, es algo que se aprende leyendo libros de Dogbert”.