Reseña de March. Una crónica de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos

560 páginas. Cartoné con sobrecubierta
por Rao Comics | 8 de marzo de 2021
Las novelas gráficas históricas siempre se me han atragantado, March no podía ser una excepción. Ya sea por la densidad a la hora de ofrecernos datos históricos, nomenclaturas, personajes o por su forma narrativa tan formal y heterogénea, este tipo de lecturas siempre representan un reto y una gran dificultad para mi, ya que soy una persona altamente dispersa a la que le cuesta centrarse meramente en datos específicos. Pese a ello, una temática tan atrayente (para mi) como la lucha por los derechos civiles ha conseguido conectarme de lleno a mitad de este portentoso volumen.

El congresista John Robert Lewis, último miembro en fallecer del grupo activista Afroamericano denominado “The Big Six”, el cual luchaba por los derechos civiles de esta comunidad de forma pacífica en algunos de los estados miembros de EEUU, dejó constancia en esta obra, gracias a su colaboración con Andrew Aydin y Nate Powell, de aquellos acontecimientos más destacados de la lucha de su pueblo por ser tratado como seres humanos, independientemente de raza o de cualquier otra distinción.

Influido por el reverendo Martin Lurher King Jr., John R. Lewis lideró por muchos años el SNCC, Comité Coordinador Estudiantil No Violento, en pos del derecho al voto, trabajo y libertades que se les había negado dentro de un severo segregacionismo impuesto sobre todo en los estados sureños de la nación, aunque, todo sea dicho, segregacionismo tolerado con la impunidad del resto de estados miembros.

En toda lucha hay un alto precio a pagar, el agredido, el subyugado, debe estar dispuesto a pagar por ello con la única recompensa de un futuro mejor para las próximas generaciones.
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Parece mentira que casi cien años después de que el presidente Republicano Abraham Lincolm consiguiera abolir la esclavitud, se le continuara negando el derecho al voto a la población Afroamericana, además de separarlos de manera discriminatoria de cualquier otro rol o actividad.

Pero la culpa de este poder supremacista blanco, también recae en el conformismo de una parte de la población Afroamericana, que con un marcado comportamiento sumiso, provocado por años de esclavitud, prefería no alzarse, aceptado aquello que se le ofrecía por muy precario que fuera, por tal de no molestar al buen amo.

El valor de mucha gente anónima, se ve reflejado en estas páginas, gente que dijo basta y que marchó de manera no violenta por ciudades y estados sureños hijos del KKK. Estos héroes fueron agredidos, vapuleados, humillados y asesinados de manera impune y reiterada durante largo tiempo, pero prefirieron no callar a soportar un minuto más de vida sin dignidad.

La revolución de una minoría negra no hubiera sido posible sin hombres blancos dispuestos a cambiar su país, alzando la bandera de la igualdad y de la esperanza para todos, estos hombres blancos, tuvieron que romper barreras poco a poco para avanzar hacia la justicia.

Así, durante el transcurso de esta historia de sacrificios, veremos pasar al Presidente Robert F. Kennedy y a su sucesor en el cargo Lyndon B. Johnson, del partido Demócrata, quienes por muchas diferencias y miedos que tuvieran, aprobaron leyes con el valor que se le reclama a un líder político justo y ético.

Veremos también el lado más radical de la lucha afroamericana, representada por el activista Malcolm Little, más conocido como Malcolm X, cuyo camino distaba mucho de la no violencia, pero que supo alejarse de esta revolución de los Estados Sureños al mismo tiempo que les ofrecía su total apoyo.

Me gustaría remarcar la labor del Presidente Lyndon B. Johnson, nacido en Texas, estado perteneciente al cinturón negro, quien con un inicio receloso se gano a pulso el respeto y la admiración del joven John R. Lewis.
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Muchas lágrimas vertidas, muchas familias destrozadas, muchas almas olvidadas, cuando un pueblo se ahoga solo puede luchar por salir a flote. Es evidente que habrá obstáculos, habrá pérdidas, habrá injusticias, pero todos aquellos que marcharon como pasajeros de la libertad, todos aquellos que cruzaron el Puente Edmund Pettus un domingo sangriento dirigiendo sus pasos desde Selma a Montgomery, le enseñaron a su país y al mundo que bajo el color de una piel, bajo un origen humilde, solo existe un ser humano, un ser humano como tú y como yo, una persona igual en carne y huesos, con capacidad para lo mejor y para lo peor, aquellos que cruzaron el Puente de Edmund Pettus, miraron a la rabia directamente a sus ojos y la convirtieron en libertad.

La lucha continúa en muchos rincones del planeta, la discriminación tienen diferentes rostros, y las minorías siguen alzando su voz. El racismo, xenofobia, homofobia, transfobia, la extinción de culturas o pueblos, el machismo y todas aquellas prácticas discriminatorias deben ser combatidas sin descanso en busca de un futuro mejor.

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Reseña realizada por Rao Comics
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