Reseña de Enter the Kann

De la mano de Víctor Puchalski me introduzco en el arte marcial mas letal que se haya conocido en el universo, ¡el Kung-Fu Oscuro!, observo esta maravilla mientras escribo estas líneas, la miró con asombro, como quinceañero enamorado, con sinceridad, con entusiasmo, como si no hubiera un mañana.

Enter the Kann es una joya entre joyas, no es un cómic underground, no, es un paso más, es hacer lo que le sale de los cojones al autor, es la quintaesencia del molonismo, de todo aquello que me flipaba cuando era pequeño. Enter the Kann es el quinto elemento.

Siete maestros, un campeón, un aprendiz. Retar al campeón y vencerlo evitará que el aprendiz haya de superar duras pruebas que pueden llevarlo a la muerte, la victoria le otorgará un puesto de privilegio entre los siete. Kann, campeón y maestro del Kung-Fu Oscuro está hasta la polla que le interrumpan su rutina diaria de meditación, concentración de poder y mamada, ¿qué hacer?, ¡matarlos a todos!. Así empieza un relato que navega rumbo a la nostalgia y lo muy guay, entre el homenaje y la inspiración, entre el macarrismo más puro y la espiritualidad más idílica. ¡Enter the Kann es la caña!

Lo que hace Víctor Puchalski con su dibujo no tiene nombre, rompedor, atrevido, psicodélico, perfeccionista, hace y deshace como quiere, todo con una coherencia asombrosa, con cambios de estilo voluntarios, con fuerza y carácter. Las explosiones de tinta, la deformación de la página o la difuminación del dibujo en momentos de acción te harán sentir y traspasar el papel, Enter the Kann es el ¡Krusss! ¡Bing! ¡Whooooom! de los cómics.

Cine de serie B, carne de videoclub, maestros de “las pinturas negras”, Dioses del manga, puchismo noventero, dibujos animados de mi infancia, arte, arte puro y ríos de color corren por los venas de este gran autor, Víctor Puchalski.

Sí amigues, estoy muy flipado, y es que esta es mi mierda. Cuando uno se siente feliz y sobreexcitado al finalizar una obra, se siente completo, siente que la búsqueda del puto santo grial ha terminado, en esas estoy ahora. Víctor Puchalski es mi Dios, en consecuencia, soy su entusiasmado acólito.

Gracias Víctor por darme la vida en un año de mierda con pocas alegrías, eres la recompensa que creo que NO merecía.

Antes del punto y final quisiera deciros algo más, aun a riesgo de estar fuera de lugar, pero es que no me lo puedo callar, tremendo pollón tiene el Kann, ni Nacho Vidal, ni Rocco Siffredi, el maestro del Kung-Fu oscuro es el Supremo-Man.

Para haceros con esta obra tan especial en físico, no os voy a engañar, lo tenéis muy jodido, pero si os ha llamado la atención, la podéis encontrar en yojimbocomics.com en su edición digital con unas portadas IN-CRE-I-BLES.