Ya tenía yo ganas de meterme en el universo de Hellboy, y qué mejor ocasión que en el año del 25 aniversario.
Pues tras degustar éste primer integral sólo puedo decir que quiero más del diablo rojo y que es una maravilla de worldbuilding.
Mignola es un friki de los cuentos tradicionales, el folklore, las leyendas, el terror gótico, los mundos de Lovecraft... Y todo ello lo plasma en las historias de Hellboy para crear una atmósfera neogótica que te envuelve y no te suelta.
Los personajes son fascinantes, empezando por Hellboy, y los villanos y monstruos a los que hace frente son una pasada, en especial Rasputín, el monje loco.
Además Mignola es un maestro de las historias cortas, que conforman gran parte del tomo, donde también deja hueco para el humor. (la historia de las tortitas es top). Y por supuesto no falta la acción y los tortazos cuando Hellboy se cabrea.
Un demonio que fue invocado para desatar el Apocalipsis, pero reniega de su destino para luchar contra las fuerzas del mal.
El arte de Mignola es una maravilla, su tan peculiar estilo que evoca de forma tan natural el aura gótica victoriana se reconoce al instante y es indivisible de Hellboy y su mundo. Y la extraordinaria paleta del magnífico elenco de coloristas redondean la obra.
La edición de Norma es un auténtico lujo en esa encuadernación en piel preciosa y con suculentos extras de comentarios y bocetos de Mignola.
Lo dicho, una maravilla que ojalá hubiese comenzado antes.