Este segundo libro confirma mi sospecha, Promethea es una obra muy particular de Alan Moore, la cual escribe para sí mismo y para aquellos aficionados que le puedan seguir, sin buscar rédito alguno, más que su satisfacción personal. Moore se centra en el uso didáctico, dejando en segundo plano el entretenimiento, cosa que perjudica el resultado final. Pero si algo destaca por encima de todo, haciendo de esta obra algo especial, es el increíble arte que nos ofrece J.H. Williams III.
Continuaremos el relato con la Promethea de Sophie Bangs despidiéndose de su mejor amiga Stacia, emprendiendo un largo viaje en busca de Bárbara, mentora y antigua Promethea, a lo largo del plano de la inmateria. Sophie, trazará un plan para no dejar sin protección al plano material en su ausencia.
Moore, recogerá sus agujas y empezará a hilvanar todo aquello que tanto le gusta, mitología, religión e historia, se unen en un mismo camino trazado por las cartas del Tarot a lo largo del árbol de la vida.
Sophie, no tardará en encontrar a Bárbara, uniéndose a ella en su viaje espiritual, con el objetivo de reencontrarse con su marido fallecido hace largo tiempo. Los pasos de las dos compañeras, serán varios y diversos, conectándolas con su yo interior y con las energías que forman al universo, cerrando así, el círculo que comprende el todo. Cada camino a escoger, cada paso, cada decisión, las llevará a una prueba o lección, viéndose envueltas en recuerdos, apariciones y emociones que deberán interiorizar.
La conexión de lo femenino y lo masculino, el liberarse de prejuicios para seguir avanzado hacia caminos superiores, alcanzando el equilibrio que las permita dirigirse a las grandes esferas, donde serán acompañadas por un tercer personaje, las hará ascender por el árbol de la vida, asimilando justicia, fuerza, piedad, compresión, dolor y compasión, para acabar dando saltos de fe y reencontrándose de esta manera con sus seres queridos, fundiéndose en el Edén para seguir manteniendo su esencia.
Como podéis ver, es todo un viaje espiritual, es la manera que tiene Moore de explicarnos la conexión de la existencia.
Mientras tanto, en el mundo material, una segunda trama o trama principal, avanza lentamente, asimilando demonios y construyendo el camino que nos llevará al tercer libro.
Por último, no quisiera cerrar el escrito sin volver a destacar las brutales composiciones de J.H. Williams III, quien transmite maravillosamente la belleza de lo desconocido, dejándonos con la boquiabiertos.