Reseña de Los viajes de Alexandre Ícaro. Hijos de la Alhambra

La convivencia, durante numerosos siglos, de musulmanes, cristianos y judíos confiere a la España medieval una singularidad que no tienen otros países europeos y que, en pleno Romanticismo, nos convierte en un lugar exótico y atractivo. En la mayoría de la cristiandad occidental había minorías de judíos, pero no de musulmanes y, a finales del XIX, el mundo anglosajón empieza a descubrir su notable la influencia en la cultura hispana. Es esta tesitura la que retrata Paco Roca, basándose en la figura paradigmática de Washington Irving y sus famosos Cuentos de la Alhambra.

Se centra en las circunstancias tan particulares de Granada, último bastión musulmán desde que, en el siglo XII, los cristianos comenzaron a avanzar hacia el sur. Durante siglos los reyes se habían mostrado muy tolerantes con las minorías. Sin embargo, a partir del siglo XIV se experimentó un cambio sustancial, con el inicio de una fuerte hostilidad, que terminó a finales del XV, con la expulsión primero los judíos y luego de los islamistas, salvo que aceptaran el bautismo. Tras la caída nazarí, la mayoría de los mudéjares granadinos permaneció en dicho territorio, pero aumentó la presión para poner fin a sus usos y tradiciones.

En el cómic se mezclan a partes iguales la Historia, las leyendas recogidas en la literatura romántica o las tradiciones locales, mitos, milagros o maldiciones, amparadas en un edificio tan emblemático como la Alhambra, que, de igual manera, amalgama entre sus paredes desde exquisitos artesonados a tristes ruinas, desde califas a ladrones, que de alguna manera se considera que siguen habitando y vagando por sus estancias.

Francisco Martínez Roca, conocido como Paco Roca, es un excelente y reconocido dibujante, tanto en el mercado nacional como internacional. Aparte de otros trabajos en diversos sectores, en el terreno de los cómics destacan El juego lúgubre (2001); El Faro (2004); Arrugas (2007); Memorias de un dibujante en pijama, Los surcos del azar (2013); La casa (2015), La encrucijada (2017) o El tesoro del Cisne Negro (2018).

En Hijos de la Alhambra desarrolla un guion muy entretenido, con numerosas aventuras. El dibujo es muy limpio, con un detallado retrato de los personajes, desde el protagonista, el pintor francés Alexandre Ícaro a los numerosos secundarios, bonitas perspectivas del lugar, una cuidada ambientación y una paleta muy amplia que evoca los saltos en el tiempo. Además, Cartem incluye en esta reedición mucha información adicional, pinceladas sobre la historia del lugar, que complementa muy bien a las viñetas y explica algunos de sus pasajes.

“¡A mí que me den las subidas por las ásperas montañas, el azaroso errar a la aventura, las primitivas pero francas y hospitalarias costumbres que le dan a la vieja y romántica España el sabor excelente de lo auténtico!”. Retratar este espíritu aventurero pero no exento de peligros, donde todo es a la vez novedoso y antiguo, oriental y occidental, cristiano y musulmán es el reto al que se enfrentaron los que aquí vinieron imbuidos de los ideales románticos y el que retoma Paco Roca al retratarlos a ellos doscientos años después.