“Yo soy la novela, yo soy mis historias”, afirma Kafka. Queda claro que la mejor manera de conocerlo es leer lo que escribió. Pero resulta muy útil, práctico e interesante un acercamiento previo a su figura, para comprenderlo mejor. A través de textos cortos, este libro nos ofrece unas pinceladas sobre las raíces del autor checo, sobre la historia de los judíos en Bohemia, el gueto de Praga, o sobre su biografía: la relación de Kafka con el judaísmo o con su familia, que acabó en campos de concentración. Pero no son tópicos, sino una forma interesante y dinámica de acercarnos a Kafka, que desmitifica la visión de inadaptado que se ha popularizado del escritor. Muy al contrario, le presentan como un muchacho feliz, con una familia y vida normales, aficionado al cine, viajar o el deporte, con grandes amigos como Max Brod y nos presenta a sus distintas novias.
La información de Malý se va alternando con escritos del propio Kafka, bien en forma de relatos cortos, citas de sus diarios, fragmentos de cartas redactadas por él, que nos acercan mucho al joven tímido, amable y bueno que describen los que le conocieron.
Acompañando al texto, el dibujo es una excelente invitación a adentrarse en el universo kafkiano. A partir de una técnica muy personal, en blanco y negro, Fuíková consigue transmitir esa angustia vital que rezuman las obras de Kafka. “Percibe el mundo lleno de demonios invisibles que destruyen y desgarran a las personas indefensas”. Un mundo que se presta a que el ilustrador despliegue toda su imaginación para reproducir la vida interior del autor, sus miedos y obsesiones. Reconocemos también su ciudad, Praga, el Callejón de Oro, en el que vivió, o las torres del Puente de Carlos, pero todo desde el prisma opresivo e inquietante con el que lo percibía él mismo. Y es difícil ilustrar el miedo, la crueldad o el peso de la culpa.
Además, el volumen recoge un listado con la obra del escritor checo, películas, museos y monumentos que le han dedicado, y varios mapas sobre sus continuas mudanzas dentro de su ciudad natal y de sus estancias en el extranjero, muchas en balnearios, acuciado por una tuberculosis que le acompañará hasta el final de sus días. Como él mismo la definió: “cuando el alma y el corazón ya no soportan la carga, toman la mitad de los pulmones para que al menos el peso se distribuya de manera uniforme”.
En definitiva, el libro compone un excelente retrato de uno de los escritores más lúcidos, originales y significativos de la literatura contemporánea, de un hombre “demasiado lucido para vivir, demasiado débil para luchar”.