Reseña de Solid State

Tengo que agradecer a mi amigo Marc Juberó que me animará a leer este cómic, un cómic que bajo mi opinión se ha valorado muy mal por el lector, el cual seguramente estaba buscando una historia más enfocada a la ciencia ficción más clásica.

Jonathan Coulton, autor de la idea original de este cómic y compositor del álbum musical que lo complementa, abandonó su prometedora carrera como desarrollador informático para dedicarse a tiempo completo a su gran pasión, la música. Cuando empezó a trabajar en Solid State, debido a un momento de nostalgia por aficiones pasadas, solo tenía una idea en la cabeza: “Internet ahora da asco”, y así empezó a componer canción tras canción, que tras un esfuerzo creativo, hiló en una doble línea temporal. Pero Coulton sentía que su trabajo no estaba completado, y por caprichos del destino, su mente le llevó a pensar en como le gustaba el cómic ‘Sex Criminal’, lo cual, a su vez, le llevó a ponerse en contacto con el guionista Matt Fraction con la idea que este, le ayudará a dar forma a la última pieza que completaría su nueva obra. Las amistades entre creativos, entre otras cosas, quiso que el nombre de Albert Monteys saliera a la palestra, y de esta manera, el círculo creativo se cerró para ofrecernos este estupendo trabajo conceptual enfocado en la ciencia ficción.

Nos encontramos ante un trabajo reflexivo sobre el futuro, donde la opinión y vivencias particulares de Jonathan Coulton se ven reflejadas en la historia que se nos plantea. Una historia que se sitúa en un futuro quizá no tan lejano, donde la opinión de las personas que nos rodean tienen una gran importancia en nuestro bienestar, el obtener un “me gusta” o el obtener un “no me gusta” puede repercutir directamente en nuestras vidas.

La crítica a las grandes multinacionales que hoy en día son dueñas de nuestra privacidad, como Google o Facebook, aunque de forma no explícita, pero más que evidente, es un constante dentro del cómic. Pero no solo encontraremos crítica hacia estas grandes empresas, si no también hacia nosotros, los usuarios, que aceptamos condiciones de manera alegre y despreocupada sin ni siquiera leer los términos de acuerdo, otorgando un poder ilimitado para que los poseedores de esta información, puedan obtener un perfil muy detallado de nuestra persona.

El cerebro y la mente son dos entidades discretas. La culpa y la vergüenza son dos entidades discretas. Y, sin embargo, ambas son el resultado de lo que eres frente a lo que haces.

Coulton, Fraction y Monteys, nos invitan a despojarnos de la necesidad de ser valorado positivamente por los demás, nos invitan a volver a la creatividad esencial de cada persona disfrutando de aquellas cosas que nos completan.

Por último, me gustaría matizar que no se nos presenta la red como algo negativo, si no el uso que hacemos de ella, ya que las posibilidades que esta puerta nos abre, pueden ser muy beneficiosas para el ser humano, analizando y comprendiendo todas nuestras necesidades para conseguir el objetivo final, el estado de bienestar definitivo.

Tenemos una responsabilidad para con la sociedad que queremos construir, ahora es el momento de decidir qué es lo queremos ser y cómo queremos hacerlo.

Mientras tanto, que no se os olvide darme un like.