Es muy difícil crear un ambiente de irrealidad en las viñetas de un cómic, donde los diálogos son tan explícitos y los dibujos tan concretos. Ya el entorno, en una isla casi deshabitada, de una forma muy peculiar, perdida en mitad del océano, con un faro que no funciona, parece un escenario lo suficientemente peculiar, en su simplicidad, para que cualquier cosa pueda suceder, entre unos personajes a la vez corrientes e inquietantes. Tal como dice Constantino Bértolo: "La isla como lugar abarcable, comprensible y en la que, por tanto, lo imprevisto, lo inesperado deviene inevitablemente en sospecha, en misterio, en irrupción de lo desconocido". En la isla, igual que en el mar que la rodea, todo parece tranquilo. Pero es una tranquilidad superficial. Bajo esa línea divisoria del horizonte, a la vez tan clara pero inexistente en realidad, bulle un mundo misterioso y turbulento.
El guión es un excelente ejemplo de hasta qué punto las circunstancias pueden complicarse, cómo los malentendidos, las casualidades, las pasiones se confunden hasta no saber qué es verdad y que es mentira, qué es real y qué no. Y es que “el azar teje con casualidades y coincidencias esta historia extravagante”, esta historia y todas las historias. Pero hay que estar dispuesto a creer en él, a dejarse llevar por las intuiciones, como hace una de nuestras protagonistas.
Al igual que otras obras de Miguelanxo Prado, Trazo de tiza es un libro muy poético, cargado de simbolismos, de citas literarias, de paisajes para recrearse en los colores, en los gestos, en las miradas, con esa forma tan característica y maravillosa de dibujar. Predomina un tono melancólico, en la que las premoniciones juegan un papel importante, diluyendo el límite “entre lo tangible y lo posible”. Y es que a veces, incluso en tierra, la soledad, la violencia, la nostalgia, la indecisión, la humillación… nos ahogan y nos arrastran en un torbellino incontrolable.
Al final, incluye un homenaje a Hugo Pratt, el marinero aventurero por excelencia al que le dedica unas viñetas. Fuente de inspiración para cualquier amante del mar, como lo es este autor. El océano aparece siempre presente en sus obras, como un personaje más. Y es que en su conjunto la obra de Miguelanxo Prado, Premio Nacional del Comic en 2013 por Ardalén, es un auténtico homenaje al mar.