La primera pregunta que se plantean los cerca de 500.000 visitantes que han esperado interminables colas a las puertas del museo del Prado para ver la exposición de El Bosco es dónde se inspiró para crear semejante repertorio de monstruos, criaturas fantásticas y seres inquietantemente reales que pueblan sus cuadros. A esta pregunta responde “El Bosco” de Marcel Ruijters: se inspiró en la vida cotidiana, en lo que veía cada día; en una época en la que las calles estaban habitadas por toda clase de enfermos, tullidos, hambrientos y seres en los que se empezaban a desdibujar los rasgos de humanidad; las torturas, luchas y ahorcamientos eran espectáculos habituales y la muerte y el horror formaban parte del día a día. ¿Dónde inspirarse para dibujar el Infierno mejor que en el valle de lágrimas que supone esta vida?
Ruijters, que recibió en 2015 el famoso premio Stripschapprijs, se atreve con una reconstrucción histórica, de la vida de Jeroen van Aken (1450-1516) o Hieronymus Bosch, como se le conoce en España. Bien documentada, ágil y con mucha ironía, este ilustrador holandés recrea la vida de otro pintor también holandés y fascinado por lo grotesco, eso sí, 500 años anterior.
De forma sencilla, ideal para cualquiera interesado en acercarse a la biografía de El Bosco de forma amena, se narra no sólo lo que debió ser la vida, por otro lado bastante convencional, del pintor, sino que también refleja toda una época: sus miedos, sus costumbres y sus contradicciones, que se traducen en la mente de El Bosco, y luego en su paleta, en toda la suerte de criaturas increíbles que vemos en sus cuadros y que Ruijters recupera escrupulosamente. De hecho, es un excelente caricaturista y ya desde sus primeros trabajos Thank God is Ugly (Gracias a Dios es feo) y Troglodytes (Trogloditas) puso de manifiesto su predilección por seres poco convencionales.
El volumen incluye la explicación de algunos datos históricos y el listado de los cuadros que aparecen explícitamente en la historia, para quien esté interesado en distinguir las licencias narrativas de los hechos documentados.
En definitiva, un excelente homenaje a El Bosco, uno de los pintores más originales de la Historia del Arte, en el 500 aniversario de su muerte.