Reseña de La bibliomula de Córdoba

por Tata | 28 de mayo de 2025
La bibliomula es, sobre todo, un libro de aventuras que, en un tono desenfadado, nos hace plantearnos el verdadero milagro que supone que objetos tan frágiles como los libros hayan sobrevivido, a lo largo de los siglos, a incendios, inundaciones, expolios, venganzas, gusanos… y hayan llegado hasta nosotros. Y ello se ha debido, en muchas ocasiones, a la generosa entrega de personas anónimas, que se han jugado la vida por protegerlos, como los protagonistas de nuestra historia.

Este cómic está ambientado en un momento muy concreto de la historia de España: en la Córdoba de finales del siglo X. Es un momento muy delicado porque el califa Al Hakam II ha muerto repentinamente y su hijo y heredero, Hisham II, solo tiene once años. Un momento de debilidad que es aprovechado por el gran visir Almanzor para hacerse con el poder. Y lo primero que va a sufrir el fundamentalismo de su pensamiento es la gran biblioteca de Córdoba, pacientemente alimentada por los califas anteriores, por Abderramán III y su hijo Al Hakam II.

En sus páginas nos sumergimos en una época violenta, en que la vida no vale mucho, sólo lo que se pueda sacar por ella en el mercado de esclavos; el futuro es incierto, no se come todos los días, se anda descalzo y se duerme al raso. Y en una Córdoba que vive su momento de esplendor, “templo del conocimiento y las artes", en cuyo palacio se recopilan miles de obras griegas o persas, se acoge a intelectuales y se perfecciona el arte de la copia, en árabe, recuperando para el atrasado Occidente un inmenso legado cultural.

Por sus viñetas desfilan frailes mendicantes, normandos, pillos, esclavas, copistas, califas, ladrones y, por supuesto, mulas que, a pesar de su terquedad, resultan imprescindibles en una época en que los caballos están reservados a los señores y a la guerra. También Almanzor, representante de la intransigencia religiosa. Los protagonistas definen muy bien su reinado: “muchos gastos y pocos ingresos, así regenta Amir el califado. ¿sabes cómo se arregla eso? Yendo a la guerra”. Al final, menoscabó el prestigio de la figura del califa y provocó una verdadera guerra civil entre los partidarios de éste y sus descendientes, con lo que, tras su muerte, el Califato de Córdoba se sumió en un continuo proceso de violencia y descomposición, hasta su oficial supresión pocos años más tarde.

Y es que el guionista, Lupano, nos hace un retrato ingenioso y divertido del Al Andalus medieval, con sus luces y sus sombras. Y está muy bien documentado. En un apéndice histórico final, por ejemplo, defiende la importancia de la batalla de Talas (751) entre los chinos y los abasíes, que permitió a éstos hacerse con el secreto de la fabricación del papel y lo que supuso para el mundo musulmán poder escribir mucho más barato. O recoge episodios históricos, como el de Sancho I de León, que acudió a Córdoba a que el médico del Califa le tratara de su obesidad. Lupano ha estudiado Literatura y Filosofía y, como guionista ,es responsable de Alim el curtidor y El hombre al que no le gustaban las armas de fuego. Con Norma Editorial ha publicado obras tan destacadas como Los Viejos Hornos o Blanco Alrededor.

El dibujo se adapta muy bien al tono de la obra, con un Almanzor amenazante y un esforzado y sufrido Tarid, que antepone la supervivencia de los libros a la suya propia. Desde que destacó en el concurso para jóvenes talentos del Festival de Angulema de 2009, Chemineau ha publicado Los amigos de Pancho Villa, Julio Popper o la serie Jacob el trabajador de la noche.

El libro está ambientado en el siglo X, pero las hogueras purificadoras, ya sea en Córdoba, en Alejandría, en Florencia o en Bagdad, se repiten a lo largo de la Historia. La quema de libros fruto de la intransigencia es una constante. Pero también la de las personas que se las ingenian con los medios que tienen para intentar salvarlos. En la actualidad, la “bibliomula” ha sido sustituida por una conexión a internet. Y personas como Columba Stewart, al mando de la Hill Museum&Manuscript Library (Minnesota) una organización sin ánimo de lucro, se dedica a salvar libros amenazados por la guerra, el integrismo y el expolio en los escenarios más peligrosos del planeta, usando la más alta tecnología. Cataloga y escanea libros en riesgo de desaparición. “No es un agente secreto, ni un contrabandista ni un mercenario. Tampoco tiene cargo diplomático alguno. Se trata de un simple monje”.

Todo libro tiene una historia y merece ser leído y preservado. Son muchos los ángeles de la guarda que, protegiendo los libros, han puesto a salvo la propia memoria cultural, científica o filosófica de un pueblo. Y han asegurado la transmisión del conocimiento, más allá de las fronteras, los idiomas o las religiones. A ellos van dedicadas estas páginas.
Reseña realizada por Tata
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