Con un marcado carácter didáctico, este libro ilustra el camino recorrido hacia un mundo sin violencia que, por muy utópico que pueda parecer, es ya largo. Avanza hoy día gracias a acciones muy concretas, individuales pero sobre todo sociales y se esboza hacia el futuro a través de ideas y proyectos de carácter cada vez más global.
Tiene, en primer lugar, un recuerdo para las grandes personalidades que se convirtieron en iconos de la paz y la tolerancia. Encontramos, en bonitos retratos, a Gandhi, a Martin Luther King, a Tolstoi, el sabio de los Andes, a Nelson Mandela (aunque se echa en falta, por ejemplo, a Teresa de Calcuta) pero también a los protagonistas de acciones colectivas, como los participantes en la marcha de la sal de la India de 1930.
El análisis del presente, en la línea del señalado por Rafael de la Rubia, impulsor de la primera y la segunda Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, exige una mayor concienciación, una actitud proactiva y un rechazo frontal a la violencia, en un mundo de “creciente aumento de la incertidumbre por agotamiento de viejos modelos, desorientación general, e incremento de la violencia”.
Definen así los retos a los que se enfrenta la humanidad: la deforestación, las armas nucleares, los derechos humanos, del niño o de las mujeres, una educación generalizada… y enumera la cantidad de iniciativas que se llevan a cabo contra la violencia: marchas por la paz en todos los continentes, tratados para limitar las armas nucleares, proyección de documentales, premios como el Nobel de la Paz, encuentros, como el de la Juventud por el clima, declaraciones universales de derechos, expresiones artísticas diversas como murales, festivales de música, bailes típicos, conciertos, exposiciones de fotografía o pintura y conferencias, como la brindada por Salvatore Puledda en homenaje a Galileo Galilei.
Un sinfín de acciones, grandes y pequeñas, contadas en pildoritas y salpimentadas por bonitos cuentos. Un intento de cambiar un mundo muy complejo en el que no hay buenos y malos, porque cada uno es capaz de lo mejor y de lo peor, y que necesita de personas libres, comprometidas, solidarias y capaces de pensar por sí mismas.