El 2 de enero de 2018, aniversario de la muerte de John Berger, se terminó de imprimir este pequeño volumen, un “rara habis”, por su contenido y por su estilo, que es un último homenaje a su autor. Pintor, poeta, novelista, dramaturgo y crítico de arte muy popular desde que en 1972 se emitiera en la BBC la serie Modos de ver, que le convirtió en puente entre el público y los grandes maestros de la pintura occidental, en este ensayo se sitúa, sin embargo, en la línea de lo simbólico y filosófico.
Recopila reflexiones sobre el tiempo en su sentido más amplio, en forma de textos cortos o aforismos en la mayoría de los casos. En ese sentido es fácil de leer, ideas breves del estilo “el tiempo es dinero”, de planteamientos abiertos, a veces crípticos, como “sabremos cuándo ha llegado la hora”. Partiendo de que, para Berger, el tiempo no es lineal sino circular y somos más bien los centros de unos círculos que puntos en una línea, plantea una serie de pensamientos, a veces razonamientos, a veces intuiciones, a veces evidentes, a veces abstractas, que dejan la puerta abierta a las interpretaciones de cada uno. Así, cada lector puede hacer suyo el libro, relacionándolo con sus experiencias vitales y sacando sus propias conclusiones.
Pero detrás de la aparente simplicidad de algunos preceptos cabe una honda reflexión, porque se cuestionan aspectos trascendentes del ser humano. El tiempo nos encamina hacia las inquietudes más estrictamente humanas, al amor: “al amor le encantan las repeticiones porque desafían el tiempo”. Y, sobre todo, a la muerte, fin último e inexorable del paso del tiempo. Es decir, es una invitación a reflexionar sobre nosotros mismos. Siempre teniendo en cuenta que la percepción del tiempo es relativa y varía según, por ejemplo, el momento histórico, que se acelera progresivamente; varía el tiempo de la memoria o el de los sueños, el relacionado con el espacio, el tiempo biológico, el tiempo de la narración y el relato, el que crea la música o el apresado por la imagen fija en un fotografía.
La parte artística corre a cargo de Selçuk Demirel, gran ilustrador enfocado tanto a los libros, de niños y adultos, como a la prensa, que afronta, con un dibujo muy personal, el reto de condensar en imágenes un tema tan abstracto. Parece que John Berger y Selçuk Demirel estaban trabajando en el libro desde 2016 pero, efectivamente, ese tiempo implacable llegó a su fin para el llamado “maestro de la mirada”, privándole del placer de contemplar su última obra acabada.