Cómpralo en AmazonAl iniciar este segundo volumen, nos encontramos con un primer número que nos sirve como recordatorio de lo sucedido anteriormente, cosa que yo agradezco enormemente, ya que mi me memoria no es lo que era, quizá por falta de espacio.
Recordemos, monstruos o seres con aspecto demoniaco o lovecraftiano, que llevan viviendo en la tierra mucho antes de que lo hiciera el ser humano. Estos seres son los denominados “Los Esu”.
Uno de nuestros protagonistas es Rathraq, antiguo Dios de la guerra y azote de Los Esu, perteneciente a la raza de los Ivir que juró proteger la raza humana. Rathraq, tras ser embaucado por la Reina Xotlaha de Los Esu, ve como su espíritu vaga por el mundo a la espera de poder recuperar su cuerpo y corazón, separados para neutralizarlo completamente. Su espíritu, ahora poseyendo un espantapájaros, ha entrado de nuevo en escena miles de años más tarde.
El máximo objetivo de Rathraq en esta nueva era, es recuperar su cuerpo y corazón, para ello debe perseguir a sus embaucadores y descubrir donde los esconden. En una de sus persecuciones, el rastro lo llevará hasta el bar regentado por Bobby, nuestro segundo protagonista.
Arcudi, ha utilizado este segundo volumen para profundizar más en el pasado de Rathraq, otorgando de esta manera más empaque al personaje. Así mismo, nos ha mostrado la vida de Bobby, moldeando su entorno y añadiendo matices que nos harán empatizar y entender más su personalidad. Del, el mejor amigo de Bobby y Timah, personaje femenino por el cual Bobby se siente atraído, también avanzan en su historia.
Por otro lado, tenemos a Los Esu, que convocarán una asamblea para decidir cómo actuar ante la repentina reaparición de Rathraq.
El dibujo de Harren es una delicia y sus diseños de personajes no se quedan atrás, el ritmo de página y secuenciación en todas su vertientes es brutal. El color de Dave Stewart sigue siendo maravilloso.
La eterna lucha entre el bien y el mal, no ha hecho más que empezar pero espero que la serie vaya mucho más allá de esta habitual contienda y nos ofrezca giros inesperados, desde aquí, mi máxima confianza en John Arcudi.
