Por fin, tras 20 años, llegamos al final de esta serie que se inició con los guiones del prestigioso Xavier Dorison, ‘El Tercer Testamento’, y que se continuó bajo su supervisión pero ya con Alex Alice como guionista de su precuela.
En el dibujo, repite Thimothée Montaigne, pero en esta ocasión lo hace de principio a fin, sin la intervención de otro artista, como ocurría en el primer volumen.
François La Pierre como único colorista, se encargará de otorgar homogeneidad.
Con un enfoque diferente al primer volumen, que se centraba más en el misticismo simbólico de la fe cristiana, Alex Alice guioniza un final más orientado al conflicto histórico entre Judíos y Romanos, acabando con la caída de Jerusalén y la dispersión del pueblo Judío por todo el planeta.
Julius abandona Judea emprendiendo su peregrinaje en busca de la palabra de Dios, la cual acabará encontrando. El destino dicta que el Romano converso, debe entregar la palabra al nuevo mesías, Sar Ha Sarim, salvador del pueblo y enemigo predilecto de Roma, pero tras los hechos que se relatan en este volumen, la palabra de Dios no debería llegar hasta él.
La trama irá ganando enteros a medida que vayamos avanzando en su lectura, tejida espectacularmente por Alex Alice, que nos transportará al punto álgido aunando todos los hilos y haciendo gala una vez más de su dominio de la épica. La historia y la ficción se entremezclan maravillosamente.
El storyboard también corre a cargo del fantástico autor francés, siendo Thimothée Montaigne quien lo completa con su dibujo correcto y elaborado, obteniendo un muy buen resultado a la vista de todo el mundo. Hay imágenes en las que te apetece detenerte para admirar su composición.
Por último, destacar las escenas de acción en el transcurso final de la obra, donde sin duda Montaigne echa el resto para hacer subir enteros al resultado final de este segundo volumen, cerrando una serie aclamada por muchos fervientes seguidores de la Bande Dessinée.
¿Qué tendrá Alex Alice que no podemos dejar de seguirle?