Hacia finales de noviembre de dos mil diecisiete, Antoine Ozanam y Pedro Rodríguez presentaban su campaña de crowdfunding en spaceman project, con la ilusión de sacar adelante un proyecto conjunto, Yaga. La obra, aborda los orígenes de Baba Yaga, un personaje tan atrayente como desconocido para el lector. Confieso que tan solo me hizo falta ver las tres primeras páginas que nos presentaban los autores para darme cuenta que ese cómic era mío. El genial dibujo de Pedro Rodríguez, con un estilo muy cercano a la animación, iba acompañado de un color muy atrayente, evidentemente fue imposible resistirse a la tentación.
A pocos meses de cumplirse tres años desde mi aportación, ya puedo decir que soy un orgulloso propietario de la obra en formato papel, con mi nombre impreso en la última página del tomo, acompañando a los demás mecenas que han hecho posible esta realidad.
Centrándonos ya en la obra, veremos a una joven Svetlana y a su hermana Kalinka esconderse de los soldados del Zar, quienes asaltan de manera brutal y sin escrúpulos el pueblo donde viven. Dicho asalto, no queda bien definido, pero se sobreentiende que venía originado por algún tipo de represión hacia la población. En la huida, las dos hermanas se adentran en el bosque, allí conocerán a una extraña mujer, Baba, que a la postre las acojerá como a sus hijas, criándolas y educándolas en el conocimiento de todo tipo de hierbas, que a su vez proporcionan alivio o ventajas a la población más cercana, pero la tranquilidad no podía durar mucho y un hombre de la Iglesia Ortodoxa denominado Hermano Leonid (un Pope), acusara a las tres mujeres de brujería.
La desgracia parece perseguir a la joven Svetlana, quien conseguiría asentarse en una población lejana. En su pequeña odisea, sufrirá el intento de seducción de un ser extraño, conocerá el amor y la bonanza, pero la represión que ejerce el Zar sobre su pueblo, volverá a cruzarse en su camino, siendo esta el desencadenante de la transformación tan esperada. Las piezas del puzzle irán encajando una a una, y todos aquellos objetos, animales o seres que rodean la leyenda de Baba Yaga harán su aparición paulatinamente, incluso, podremos descubrir el origen de su nombre, ya que donde antes había corazón ...
Quizá y como nota negativa, pueda hacer mención a los saltos temporales que suceden a lo largo de la trama, rompiendo el ritmo más de lo que me hubiera gustado. Sin embargo, puedo entender que los autores quisieran centrarse en los momentos cruciales de la evolución del personaje, pero como aficionado, me hubiera gustado más ver una evolución paulatina, sin tener en cuenta los recursos económicos que esto supone. Una pena, ya que creo de corazón que el resultado final hubiera sido increíble.
Para finalizar, mis últimas palabras son para Pedro Rodríguez, quien como ya he comentado hace un excelente trabajo, me ha encantado su dibujo, composición y color, sobretodo el uso de la iluminación en parte de sus viñetas. Seguiré sus pasos.