Barcelona atesora la mayor parte de las obras de Gaudí. Su trencadís (técnica de componer formas con azulejos en mosaico), sus colores, sus siluetas ondulantes, la armonía de sus proporciones y sus perspectivas imposibles no son sólo un reclamo para turistas. Pueden impregnarse de un carácter hipnótico y convertirse en una auténtica obsesión. Es lo que les sucede a todos los personajes de esta obra. Cada uno de ellos representa una forma de acercarse al genial arquitecto y a su obra, de verla, de vivirla y de hacerla suya, de la más racional y material del agente de policía a la más elevada y espiritual del iniciado en los misterios simbólicos.
La introducción de Javier Sierra ya nos avisa de que hay muchos niveles de lectura y que las obras más representativas de Gaudí, como la Casa Calvet, la Casa Batlló, la Pedrera o La Sagrada Familia no son exclusivamente una colección de bonitos edificios diseminados por la ciudad, sino que, los que saben mirar, reconocen entre sus extrañas formas la barca de San José, los signos del zodíaco o las columnas de Boaz y Jakin, símbolos que abren la mente a otra realidad. Incluso su misma localización puede esconder ya un misterio. Pero, además, componen un laberinto en el que se mueven sin encontrarse víctimas y verdugos, seres reales y sobrenaturales, locos y cuerdos… que hacen del guión algo dinámico, complejo e imprevisible.
Por otra parte, los ambientes interiores, de composiciones asimétricas y de iluminaciones especiales suponen todo un reto para el dibujante, Jesús Alonso Iglesias, que es capaz de crear una atmósfera única para el desarrollo de los acontecimientos, casi un personaje más en la trama, un sujeto activo en la acción.
Al final, un apéndice enriquece el libro, poniendo de manifiesto las dificultades en el ensamblaje de la trama, en el diseño de los personajes, en la selección de la portada más atractiva o en la elección del encuadre más adecuado para determinados sucesos.
Tal como reflexionan, “hay algo directo y que no cambia en el trabajo de Gaudí, algo puro, algo que los libros no pueden explicar {…} algo como un espíritu, como un sueño que está ahí para vivirlo”. El espíritu de Gaudí, sus creencias, sus pensamientos, su filosofía, impregna sus obras y aprehenderlo es tarea de cada persona que se acerca a ellas.