Reseña de Blast

Manu Larcenet ha creado algo único, de difícil comparación y de calidad artística incuestionable. Definir Blast como una obra basada en la psique de un posible psicópata es quedarse corto, y es que el viaje que se nos propone es mucho más profundo y perturbador.

Iniciamos el cómic con Polza Mancini interrogado por la Gendarmería como principal sospechoso del asesinato de Carole Oudinot. Polza, nos narrará minuciosamente el relato de su vida, y el como esta lo ha llevado hasta ese preciso instante.

Nos adentraremos en un viaje complejo, de traumas y dolor, sumergiéndonos en la oscuridad de un trazo angustioso. Navegaremos por la desesperación y el desprecio consecuencia de un cruel destino. Nos fusionaremos con la naturaleza, despojándonos de lo material y abrazando nuestro instinto animal.

Polza buscará evitar el dolor, encontrar la paz, la tranquilidad, y para conseguirlo se sumergirá en un estado mental que trasciende del plano existencial y que lo envuelve todo, provocándole una sensación de pureza, donde el dolor queda excluido y todo lo malo se desvanece, abrazando el alfa y el omega de todas las cosas habidas y por haber, él lo llama, el Blast.

Las despreocupación de normas y leyes acarrea consecuencias, y es que nuestro protagonista atrae la oscuridad del ser humano de manera natural e inconsciente, y a todos aquellos que la lucen como bandera. Se hará más duro, más fuerte, se hará impenetrable, al igual que los Moais que inundan su mente. Acechara y será acechado como una lechuza negra en la inmensidad de la noche. Todo para alcanzar el estado natural, el cual no sabe de moral, ni de justicia, ni de libre albedrío, ni de razones, ni de valores, ni de vencimientos.

Una vida de dolor, una vida de luchas, una vida de aceptación, de rechazo, de amor, una vida que no escogió pero que le ha tocado vivir, una vida en la que no encaja, que por un instante parece aplacarse, pero que se revela apagando la última luz con una triste palabra. Así es el final que nos narra Manu Larcenet, el final que no aceptábamos, el final que no esperábamos, el final que tiene que ser. Larcenet nos guía por el camino de la oscuridad y nos arrebata la venda que cubre nuestros ojos en un suspiro, cegándonos con la luz de la verdad.

Pocas obras me han hecho pensar como esta, pocas obras me han hecho sentir como esta, pocas obras me han invitado a la relectura en el mismo instante de llegar a su final. Blast de Manu Larcenet es la inclusión artística que más y mejor explora los misterios de la mente, provocándonos sensaciones que no se pueden expresar.

Expresionismo y arte pop, trazos milimétricos que desnudan el paisaje, dolor, recuerdos, dolor, recuerdos, dolor, recuerdos que no encajan, dolor.

No somos más que una mota en la existencia, un capricho del azar, una absurda deformidad de nuestra realidad.

Miedo.