A costado, pero hemos llegado al final del camino, ¿qué decir de este viaje?, una de las obras más personales de Alan Moore, donde el mago de Northampton vuelca toda su sapienza en magia, literatura y conocimiento astral, una obra difícil de digerir que requiere concentración máxima, un obra en ocasiones repetitiva, soporífera, una obra a la que únicamente debes acercarte teniendo muy claro lo que te vas a encontrar.
Promethea, un personaje ficticio e imaginario que se manifiesta en la realidad a través de los artistas y escritores que cuentan su historia. El nombre de Promethea, es una versión femenina de Prometeo, que significa reflexión … lo que significa imaginación, toda una declaración de intenciones.
Tras el libro uno, construcción, llegó el libro dos, el viaje. El libro tres no es más que el fin del camino, es el examen final, donde se vuelca todo lo explicado anteriormente para volver a empezar. Según Moore, todo lo que necesitamos saber lo tenemos a nuestro alcance, por lo que somos responsables de saber interpretar o negar nuestro conocimiento. Todos somos Dios, todos somos uno.
Sophie evocada a cumplir con su destino, no podrá detenerlo por mucho más tiempo, forzada por los acontecimientos generados por la intervención de los agentes federales y el héroe científico Tom Strong, la revelación de la inmateria cada vez estará más cerca.
Recordemos que la inmateria es la conciencia imaginada como un espacio poblado por ficciones. Siempre estamos aquí, siempre ahora, somos eternos.
Promethea es una obra tan compleja que me ha dejado exhausto, pese al maravilloso trabajo que realiza J.H. Williams III, utilizando una cantidad de recursos innumerables e increíbles, reconozco que me he visto superado por completo, dejándola en el escalafón de satisfacción más bajo de todas aquellas obras de Alan Moore que haya podido leer.
Antes de cerrar por completo mi opinión sobre esta afamada serie, quisiera nombrar el último número que la compone, el treinta y dos. Este número en especial y dejando al margen lo comentado, me ha parecido una auténtica maravilla, en textos, dibujo y color, el cual le llevó a J.H. Williams III meses elaborarlo junto al rotulista/diseñador Todd Klein y con la ayuda del editor Scott Dunbier y su equipo, es justa y necesaria esta mención.
Promethea de Alan Moore y J.H. Williams III, todo un viaje espiritual de conexión energética entre lo material y lo inmaterial, un acercamiento a lo desconocido.