John Arcudi, con su proyecto más personal hasta la fecha, sigue ofreciéndonos las peripecias de sus nuevas creaciones, el antiguo Dios de la guerra Rathraq atrapado en cuerpo de espantapájaros y de sus nuevos aliados, los humanos Bobby, Timah y Del.
El entretenimiento como base fundamental es un valor inequívoco en los cómics, pero su redundancia sin recibir algún que otro aliciente más, puede llegar a resultar aburrido, y es que sin algún que otro giro importante, revelación o choque emocional, la trama puede perder su encanto, siendo precisamente esto lo que, a mi modo de ver, le ocurre a la obra.
Centrándonos en la trama, nos encontramos con el despertar de la madre de Bobby después de tres años en coma. Timah tiene mucho que ver en este milagro, cosa que sí es realmente sorprendente, ya que hasta la fecha, el personaje no había mostrado síntomas de poseer ningún tipo habilidad especial.
Este milagro, conllevará un nuevo estatus para Timah y una alegría efímera para Bobby, quien se dará de bruces con la realidad.
Arcudi nos deja claro que las tres piezas claves en este pequeño rompecabezas son, el cuerpo, el corazón y el alma de Rathraq, divididas para anular el castigo que impartía el antiguo Dios de la guerra sobre monstruos y villanos. La recuperación del cuerpo, en manos del espíritu de un antiguo rey enemigo de Rathraq, Asura, y el corazón, en manos de Xotlaha, reina de los monstruos, es la base de todo, y la excusa perfecta para dar paso a un sin fin de páginas de acción y tortas a raudales.
Este volumen, marca el fin de un primer arco que empezó con mucha fuerza y que se ha mantenido a velocidad constante, dejando un regusto final amargo, echando de menos algún frenazo o acelerón repentino.
Por último, es justo nombrar también al dibujante James Harren, uno de los grandes alicientes de la serie, quien pondrá punto y final (al menos de momento) a su participación en la misma, dejándonos unos diseños espectaculares y carismáticos, ya reconocibles por muchos de los aficionados al cómic independiente norteamericano. Aunque el adiós de Harren sea una auténtica desilusión para muchos, este dará paso al dibujante Gallego David Rubín, que seguro que será capaz de aportar mucho con el dinamismo de sus dibujos.
La historia parece haberse estancado, por lo que espero algo más de profundidad en los siguientes volúmenes, deseando que John Arcudi, sea capaz de subir ese escalón que le puede dar a Rathraq y a sus amigos lo necesario para sobrevivir un largo tiempo sin caer en el olvido.