Crítica
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19-2-2019
Pues bien, la obra se discurre entre el ocultismo y lo onírico. Desde el comienzo, resulta difícil distinguir qué es sueño y qué es real. Aparentemente es la intención del autor, según cuenta en las páginas finales del volumen en las que nos explica que nada es casualidad, qué todas las imágenes y señales tienen un motivo y da muestras de una documentación tremenda. Visto así, lo consigue plenamente, especialmente en el tramo final de la historia, en el que los cambios de tiempo y lugar son constantes y extraños, como ocurre cuando tenemos un mal sueño.
Como conclusión, pues reconozco que no me he enterado muy bien del final. Puede que todo haya pasado, o puede que no, o puede que una parte sí... imagino que esto queda a interpretación de cada uno. No obstante, la historia en sí me ha parecido interesante y entretenida, consiguiendo mantenerme pegado a sus páginas ansioso por ver la siguiente viñeta.