Agujero negro perfila el escabroso camino, a veces no tan largo, que conecta la vida fácil, cómoda y sin complicaciones de unos adolescentes y un verdadero infierno de autodestrucción. Cuenta cómo unos jóvenes tienen que convertirse, en ocasiones, rápidamente, en adultos y tomar decisiones sobre su futuro. Ambientada en Seatlle, en los años 70, queda un poco alejado de la forma de vida y mentalidad de un adolescente de hoy en día. Además, estamos tan familiarizados con la cultura norteamericana que todo nos acaba sonando un poco tópico. Pero los problemas de identidad y de reconocimiento social siguen siendo los mismos.
Un virus que se transmite por vía sexual y se manifiesta de múltiples formas, algunas más sutiles y otras verdaderamente grotescas, crea un sustrato de miedo, desconfianza, inseguridad… entre los adolescentes, que viene a sumarse a la ya caótica mentalidad de unos jóvenes que buscan su lugar en el mundo, a menudo a través de drogas y alucinógenos.
Está bien llevado el tema de aceptarse uno mismo y aceptar a los demás, a pesar de que la enfermedad se percibe como una agresión a lo más profundo del yo y una perversión del cuerpo y de la naturaleza. También las relaciones sociales, cómo afronta un grupo un problema, a menudo ignorándolo o marginándolo, y pone de manifiesto las contradicciones de la sociedad, pero al mismo tiempo la imposibilidad de huir de ella.
Todo genera un un clima de locura, crueldad, ansiedad y permanentes ganas de huir que sólo pueden desembocar en la muerte o en una dura lucha por la vida y por la supervivencia. Chiquilladas y juegos que, cuando se van de las manos, pueden acabar convirtiéndose en una pesadilla.
Charles Burns es un ilustrador todoterreno que trabaja habitualmente para la prensa, para revistas, compañías discográficas y en publicidad, lo que le hace estar en contacto permanente con la calle, con los jóvenes, y le ha convertido en un buen representante del subgénero alternativo americano. Aunque también ha publicado obras como autor completo: El Borbah, Big Baby y Skin Deep, Tóxico, La colmena y Cráneo de Azúcar.
Agujero negro logró un premio Harvey a la mejor novela gráfica que ya había sido publicada, en 2006, otro por su entintado, un Eisner, un premio Ignatz por la mejor antología y en 2007 obtuvo el “Essentials of Angoulême”. Por todo ello, el cómic se ha convertido en un clásico del género underground americano y es una excelente alternativa para los que quieran aventurarse por los siniestros senderos que conducen a los límites de la cordura.