Reseña de Batman: Condenado

por Rao Comics | 12 de febrero de 2020
El sello Black Label ya es una realidad aposentada dentro de Dc Comics. Hace ya más de un año, nos llegó el libro uno de Batman Condenado, punto de partida de este nuevo sello, que nació para aglutinar todas aquellas obras con un enfoque más adulto, absorbiendo de esta manera, todos aquellos sellos que se esparcían por la editorial norteamericana, entre ellos, el prestigioso sello Vertigo. Dc Comics y Ecc Ediciones, durante este tiempo, han sacando a la luz en poco más de un año las reediciones de casi todas sus grandes obras, ampliándolas, como podrían ser en el caso del nuevo Universo Sandman, o publicando nuevas historias que en otra época hubieran obtenido el sello de ‘otros mundos’, como podría ser ‘Batman: Caballero Blanco’. Black Label ha nacido para dejar rienda suelta a la imaginación.

En el primer libro, obtuvimos un punto de partida claro, el Joker está muerto y todos los indicios de su asesinato llevan a Batman, pero hay algo que no encaja, algo fuera de lo normal, Bruce Wayne no recuerda nada.

La aparición de personajes como Deadman, Zatanna o el Espectro dejaba claro que la magia y el misticismo eran partes importantes en la trama y justo antes de cerrar la última página, pudimos ver a John Constantine ofreciendo su mano para orientar y acompañar a Batman en busca de una respuesta.
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La trama no avanza mucho más en los siguientes dos libros, eso sí, se añaden al desfile de personajes Jason Blood y la Cosa del Pantano. Brian Azzarello no parece saber muy bien a dónde dirigirse, llevándonos por el camino que más le apetece a conveniencia, hasta que finalmente decide hacer regresar a Batman a su infancia, sí, una vez más, un recurso ya muy trillado y más aún cuando no aporta nada. La intensidad y la confusión en la narración se hacen evidentes y con la aparición del último personaje mágico todo se desploma de manera repentina, y no me refiero solo para nuestro amigo de orejas picudas, si no a la trama en sí, que se derrumba sin remedio, dejándonos con una sensación de perplejidad.

Centrándonos en el apartado gráfico, si fuera un ferviente admirador del dibujo de Lee Bermejo, podría deciros que este salva el cómic de la criba definitiva, pero lamentablemente, el estilo de Bermejo no es santo de mi devoción, por lo que la obra, para mi, es un gran fiasco. No entiendo el uso de una línea gruesa ocupando toda la silueta de los personajes, ni el color aplicado me parece el más adecuado, por lo que no considero que este sea el modelo a seguir dentro del mundo del cómic. Pese a ello, sí que le he de reconocer al artista Americano, el acierto en algunas de las perspectivas de sus viñetas, con resultados realmente buenos.
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Joker, de Brian Azzarello y Lee Bermejo, sigue siendo a mi modo de ver, la mejor obra de esta dupla, muy lejos del nivel ofrecido en estas páginas.
Reseña realizada por Rao Comics
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