El sello DC Black Label nos trae un nuevo título fuera de continuidad, en este caso un otros mundos, de la mano del magnífico autor estadounidense Sean Murphy, creador de la más que recomendable ‘Punk Rock Jesus’ en el sello ya extinguido de Vertigo.
En sus primeras páginas, veremos a un Batman extremadamente brutal, más cerca que nunca de cruzar la línea que separa a un justiciero de un vengador, posiblemente, esta brutalidad se vea ocasionada por el estado de Alfred, del cual sabremos más adelante. En un encuentro contra el Joker, Batman pierde del todo el control, siendo provocado por el payaso cuando este argumenta que Gotham le tolera gracias a que él mantiene aterrorizados a sus habitantes. El murciélago, acabará haciendo ingerir al Joker unas pastillas que le devolverán la cordura.
A groso modo esta es la premisa que se nos plantea, siendo el sustento de la trama y eje troncal sobre el que gira el argumento una y otra vez, llegando en el tramo central de la obra, a redundar en demasía, lo cual no impedirá que alcemos el vuelo en sus últimas páginas, al más puro estilo Sean Murphy, dándonos una sobredosis de acción y diversión.
Cuestiones como la permisividad del comisario Gordon con nuestro amigo enmascarado, la destrucción del mobiliario urbano y los daños colaterales ocasionados a los ciudadanos de Gotham, serán el arma arrojadiza que el Joker, o mejor dicho, que Jack Napier, utilizará para intentar destruir al murciélago.
No descubriré nada nuevo si digo que el dibujo de Murphy es una maravilla, y no me gustaría perderme en alabanzas, por lo que tan solo cabe decir que el batuniverso le viene como anillo al dedo.
Podemos percibir la fascinación del artista por el personaje, observando el mar de imágenes a lo largo del relato que nos evocan etapas míticas o momentos cruciales en su historia, ya sea en el cómic, en la televisión o en la gran pantalla, y por supuesto, no perderá la oportunidad de dibujar a los más carismáticos villanos o los modelos más entrañables del Batmóvil, aunando así otra de sus grandes pasiones, el motor.
También, aunque brevemente, me gustaría destacar el trabajo del colorista Matt Hollingsworth, al que conocí en la serie de ‘Ojo de Halcón’ de Matt Fraction y David Aja. Hollingsworth es un colorista excepcional que se adapta perfectamente al estilo de dibujo de Murphy, con toda la dificultad que conlleva, simplemente, soberbio.
Diversión y entretenimiento, ¿que más se puede pedir en un batcomic?, ¡que no pare la fiesta! Señores de DC Comics, dejen trabajar a Sean Murphy como y el tiempo que quiera, para que nos siga regalando su arte, su mundo y su fantasía.